El cantante y compositor Loquillo, en una imagen promocional.

TW
1

El rock en sus diferentes vertientes e intensidades cobrará protagonismo mañana en el Parc Municipal de Sa Torre, en la localidad de Felanitx, con motivo de las fiestas de Sant Agustí. A las 21.00 horas, la banda local Mantra prenderá la mecha de una velada que alcanzará su pico sísmico de la mano de los murcianos M Clan y Loquillo, dos ineludibles referentes del rock estatal. El fin de fiesta correrá a cargo de Black Cats.

Insobornable, transgresor y peleón… Loquillo es un soplo de aire fresco en un panorama de corrección política asfixiante y soporífero en el que ya ni podemos llamar a las cosas por su nombre. El rockero es un caso aparte, un personaje pero también una figura. Desde sus dos metros de estatura desliza las palabras con ese vozarrón tan suyo, tan nuestro, con el que habla claro, más que cuando comenzó en los bares de las Rambles cantando para marineros norteamericanos versiones en spanglish de sus mentores Chuck Berry y Gene Vincent. Ese linaje aún planea, cuarenta y pico años después, por la obra de este gigante que iba para baloncestista profesional, en cuya garganta vive el lirismo desgarrado de Jacques Brel y en sus gestos el lenguaje corporal del gran Johnny Hallyday. Ya ven, nunca le faltaron referentes para materializar su sueño: convertirse en una rock and roll star, como reza uno de sus himnos más reconocibles.

Sus canciones, especialmente el material grabado al frente de Trogloditas, han acabado convertidas en documentos de una época, himnos generacionales. Alérgico al conformismo, nunca olvida su cita periódica con la grabación de nuevo material con el que seguir alimentando a la manada. Y su estilo, guste o no, sigue teniendo ese encanto especial, ese je ne sais quoi que le permite titular uno de sus trabajos El último clásico y salir indemne de cualquier acusación de petulancia, ¿quien puede permitirse hoy semejante bravata salvo el ‘loco’? Un artista que a lo largo de cuatro décadas se ha ganado a pulso el derecho de auto proclamarse un ‘clásico’, siempre ajeno a las modas cambiantes de la industria musical.

Los murcianos M Clan son uno de los atractivos de la verbena.

Hace tiempo que aparcó la rabia juvenil que marcó su frenético inicio, cuando convirtió a los Trogloditas en piedra fundamental de la historia del rock español. Su siguiente paso, ya en solitario, fue acercarse sin complejos y con acierto a una poesía que le situaba más cerca de la canción de autor que del rock and roll del que fue máximo exponente. Ya por entonces las canas comenzaban a teñir su tupé, pero ajeno al acomodamiento, a adoptar una postura contemplativa, coartada perfecta para poner en órbita un greatest hits y ver crecer la cuenta de royalties, el ‘loco’ no ha dejado de crear nuevo material con el que incrementar cuantitativa y cualitativamente su discografía.

Clásico

Al rockero de El Clot le precederá en el escenario otro clásico, el conjunto murciano M Clan. La banda de Carlos Tarque sigue on fire, como su rock aguerrido, ese que le echa el lazo a los amantes de los sonidos vintage. Y es que, girar la vista a los 70 en pleno siglo XXI no es fácil. Desde sus inicios, gracias al sonido de M CLan hemos podido visitar el Sur de Estados Unidos sin movernos ni un centímetro. Y ese es solo uno de los poderes de su música. Lo demuestran sus versiones de Maggie May, de Rod Stewart; Paint it Black, de los Stones; o la gran Serenade, de Steve Miller y entenderá que hablamos de una de las bandas nacionales que han abierto fronteras con sus referencias al rock sureño de los 70, influencias que han sabido empastar con nuevos sonidos en un discurso que ha vendido millones de copias.