Orquestra Simfònica de les Illes Balears en el Festival de Pollença. | Laura Becerra

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La música sonó este viernes de nuevo con fuerza en el norte de la Isla con el arranque de la 61 edición del Festival de Pollença, que regresa en plena forma tras más de dos años de pandemia. Fue la Orquestra Simfònica de les Illes Balears quien puso música al que fue el primer concierto de la programación de este año en el Claustre de Sant Domingo. Y lo hizo con dos invitados de excepción, el maestro Sergio Alapont y el solista Kristian Bezuidenhout, al piano.

En el concierto, que contó con la asistencia de la presidenta del Consell, Catalina Cladera, sonó un repertorio popular y muy aplaudido, que constó de las siguientes obras:Obertura Egmont, op. 84, de Beethoven;Concert per a piano núm. 22 en mi bemoll major, K. 482, de Mozart, y Simfonia núm. 8 en sol major, op. 88, de Dvorák, entre otras composiciones.

La organización del Festival apuesta este año por una programación «muy variada enfocada tanto a los residentes como a los que nos visitan, y que conjuga diferentes estilos musicales», abriendo el evento a nuevos públicos, tal y como explicaron en la presentación. Cabe destacar la iniciativa El Festival es per a tothom, que consiste en un ciclo de audiciones comentadas y charlas en torno a la música clásica y de la programación de este año.