La escenógrafa Xesca Salvà. | Clara Ferrer

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Gran parte de los artistas que trabajan en el teatro se preocupan de lo que ocurrirá sobre el escenario, sobre los elementos que formarán parte de la representación. Sin embargo, la creadora y escenógrafa Xesca Salvà (Llucmajor, 1978) se interesa por lo qué hará el público durante la función de Paramecis i meteorits, una original propuesta que estrenó el año pasado junto a Marc Villanueva en el Festival TNT de Barcelona. Esta tarde lo traerán al festival EiMa de Maria de la Salut en una nueva puesta en escena adaptada al campo de rostoll Deulosal, que acogerá esta pieza concebida como un «paseo».

Siguiendo el ejemplo de lo que proclamó Mariantònia Oliver, impulsora de EiMa, Salvà invita al espectador a dejarse llevar. Lo que sí avanza es que no habrá sillas para sentarse. «La idea es proponer un paseo para transitar dentro del conocimiento, en medio del rostoll. Nunca hemos hecho esta obra al aire libre. Será una versión tal vez más simplificada en la que, por ejemplo, la iluminación tendrá menos peso», apunta Salvà.

Episodio

Paramecis i meteorits es el primer episodio del proyecto Understory, que surgió durante el confinamiento y que han desarrollado como autores residentes del TeatreLliure de Barcelona. «Pensamos en el sotobosque, en lo que está entre la capa externa de la tierra y debajo de ella, en lo que sustenta los bosques. Queríamos reflexionar sobre la vida y los márgenes, en lo que hace posible la vida, pero que es invisible, esos microorganismos que estaban aquí antes que nosotros y que lo seguirán estando cuando desaparezcamos», detalla. Es una pieza, por tanto, con un marcado componente ecológico que tiene como propósito unir arte y ciencia. «Se trata de pensar en los ecosistemas, en nosotros como humanos, no como elemento principal del ecosistema sino reflexionar sobre el ecosistema completo. Hay que observar la vida desde otro lugar, teniendo en cuenta todos los seres no humanos. Eso nos ayudó a entender lo que estaba pasando», cuenta.

De esta manera, la propuesta parte de la pregunta qué es la vida, algo muy complicado de responder. Sin embargo, para intentar hacerlo, Salvà y Villanueva se valieron del conocimiento de varias expertas. «Trabajamos con mujeres biólogas jubiladas gracias a una residencia que llevamos a cabo en Terrassa», detalla.

En el centro de la pieza está Lynn Margulis, reconocida bióloga estadounidense fallecida en 2011. «Heredera del movimiento postdarwinista desarrolló la teoría de la colaboración. Adiferencia de lo que se defendía, de la lucha de especies, ella apostaba por la colaboración entre especies. Es una manera muy diferente de entender el mundo, pues explicaba que la célula humana está formada por la unión de microorganismos en colaboración con otros seres. El humano como una suma», matiza. Dentro de Understory también han estrenado Intercanvi de cromos, una pieza que reflexiona sobre la continua mutación y adaptación al medio de los microorganismos.