Gaspar Noé asistió este viernes al Rívoli para presentar ‘Vortex’. | Teresa Ayuga

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La nueva cinta de Gaspar Noé, Vortex, que presentó este viernes en la Sala Rívoli dentro del Atlàntida Mallorca Film Festival, está considerada como su título más equilibrado y accesible al público. La película, que ha llegado al mismo tiempo a los cines de España, se centra en los últimos días de una pareja de ancianos, interpretados por el mítico Dario Argento y por una extraordinaria Françoise Lebrun, en el que ella sufre alzhéimer. Su visionado, a través de una pantalla partida, es duro y, al mismo tiempo, es quizá la más suave de la filmografía del director francoargentino que explicó trata «un tema universal porque en cualquier país y en cualquier familia hay gente que ha padecido enfermedades como esta».

Por ello, para Noé es «la más banal» de sus producciones porque también es «la más cercana a los dolores de todo el mundo» y, «afortunadamente», no pasa lo mismo con otras de sus historias como Irreversible, en la que aparece una violación: «Por suerte no son tantos los violadores como los enfermos de alzhéimer». Además, se mostró consciente de que «es el principal temor, incluso más que a la bomba atómica. No se lo deseas a tus padres ni a tus enemigos, pero, sobre todo, no lo deseas para ti mismo». Y aunque la muerte sobrevuela Vortex, no es una película sobre ella. De hecho, para Noé «no es ninguna temática, solo la ausencia de alguien. El misterio es la vida que es como una sombra».

El propio Noé vivió una situación similar con su madre y recuerda «no sentir culpa por lo que le pasa, pero sí por creer que te entiende en situaciones complicadas como si la dejas sola 30 segundos y le dices que ahora vuelves, pero cuando regresas no la encuentras», rememora. También se puede comprobar fácilmente que se trata de una cinta más reflexiva que otras del director, como Enter the void o Climax, mucho más emocionales capaces de hacer sentir.

Él mismo lo medita: «Tienes que hacer sentir cosas a la gente y que una vez que acaben, reflexionen. Hay pelis que sufres y otras son inútiles, puro entretenimiento que al salir de la sala la olvidas. Cuando hago una película quiero que sea como una montaña rusa y que rías, te pongan cachondo o llores. En esta, cuando la gente me dice que no ha llorado me ofendo porque yo lloré muchísimo».

Improvisación

En cualquier caso, la acción reposa mucho en la improvisación de los actores, ya que no contaba con más de 10 páginas de guion: «La película se crea de manera colectiva, no hacíamos ensayos prácticamente y como Argento fue director, pues no le gusta repetir muchas escenas y cuando llevábamos dos tomas había que negociar la tercera, así que todos nos poníamos las pilas desde el principio», explica con humor.

Portada de ‘Vortex’, la nueva película de Noé.

¿Cómo fue dirigir a un director tan importante como Argento?, le preguntamos y ríe: «Yo no dirigí, le dije el maestro eres tú, yo soy el alumno, así que tú te ocupas del personaje y yo de la cámara». De hecho, Argento fue artífice de una de las frases de la cinta que de algún modo cohesiona el filme al citar a Edgar Allan Poe: ‘La vida es un sueño dentro de un sueño’. «Cuando la dijo me gustó y al acabar la cinta, Françoise [Lebrun] me pidió hacer una escena a modo de prólogo y supe que debía decir algo sobre eso: la vida es un sueño».

Y razón no le falta. Vortex es un claustrofóbico viaje al corazón de un hogar de dos vidas reflejadas en los libros que nadie leerá y pueblan las estanterías y en las fotografías que son punzadas al alma. El hogar de dos mentes llenas de recuerdos inconexos de dos biografías, la de él, incierta y vana, y la de ella, sin saber que es la suya propia. Como si en cualquier momento fueran a despertar de un sueño cuando en realidad el sueño está a punto de acabar.