Francesca Mas y Constança Amengual posan en el Parc de la Mar. | M. À. Cañellas

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En 1974, el conocido cantautor Joan Isaac conoció a una mallorquina que se llamaba Margalida, una chica risueña y con muchas ganas de vivir. Pero de pronto un día esta alegría se truncó y Margalida perdió su sonrisa «porque le robaron, le quitaron a la persona que más quería: Salvador Puig Antich». Lo contó el artista catalán cuando lanzó su ya mítica canción A Margalida, en 1977, y así arranca el documental Margalida, ópera prima de Constança Amengual y Francesca Mas sobre Margalida Bover, quien fuera pareja de Puig Antich cuando lo asesinaron el 2 de marzo del 74. Fue uno de los últimos condenados a muerte por la dictadura franquista y el último ejecutado a garrote vil en el estado español. El filme se estrenó este miércoles 27 de julio en la Sala Rívoli de Palma, dentro de la duodécima edición del Atlàntida Mallorca Film Fest.

Margalida, así sin apellido, como se titula la película, ha guardado 30 años de silencio –más o menos la edad que tienen Amengual y Mas–. Entonces, ¿cómo lograron dos desconocidas para ella, que esta se abriera, que explicara cómo le habían «destrozado la vida», como ella misma confiesa en el filme? «No la conocíamos, solamente a través de la canción de Joan Isaac. Luego vimos que le habían hecho alguna entrevista hacía poco y que vivía en Mallorca, así que fuimos a encontrarnos con ella. Yo creo que se abrió a nosotras por dos motivos. El primero se debe a circunstancias ajenas a nosotras: habían pasado los años necesarios para que sintiera que podía hablar, ahora, a sus 69 años. Y, por otra parte, convivimos con ella durante cuatro meses. Dormíamos en su casa, comíamos con ella, íbamos juntas a la playa, algo que por cierto seguimos haciendo», reconocen las cineastas.

«Como habíamos convivido con ella esos meses, cuando pusimos la cámara en realidad ella ya estaba acostumbrada a nosotras, por lo que todo fue más fácil, ya nos teníamos confianza y sabía que haríamos el documental con cuidado», añade Amengual.

El largometraje, que tiene unas imágenes muy potentes –la dirección de fotografía la firma Joan Lluís Oliver–, respeta mucho el silencio de su protagonista. «Hemos trabajado mucho y estamos orgullosas de no haber caído en el sentimentalismo, de haber dejado espacio a los silencios para que el espectador se forme su propia opinión», coinciden.

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«No nos gusta el cine que dice cómo tienes que pensar o cómo te tienes que sentir. Para entender la historia los silencios son necesarios y más teniendo en cuenta que Margalida vive sola y pasa muchos momentos en silencio. Así que también queríamos ser fieles a su día a día y dejar espacio al espectador», matiza Mas.

Por otra parte, si algo define a Margalida es su espíritu luchador, feminista y anarquista. «Es anarquista practicante, no de discurso. Creo que es anarquista sin darse cuenta, ya se lo decían desde pequeña. Es una persona impulsiva, de vivir el día a día, un tanto desordenada, pero de ideas muy claras, sabe lo que quiere defender y tiene sus propias ideas sobre justicia y libertad», afirma Amengual.

Sobre si llama la atención que dos jóvenes quieran recuperar esa parte de la historia, las directores aseguran que es algo sobre lo que han reflexionado a raíz de las entrevistas que han concedido a los medios. «Al fin y al cabo retratamos una historia que les sucedió a gente que tenía nuestra edad. Margalida tenía solamente 21 años. Además, la historia de Salvador se ha ido revisando a lo largo de los años, es un icono que traspasa generaciones», subrayan.

Asimismo, señalan que «el hecho de que seamos jóvenes también puede contribuir a que la mirada sea más fresca. A nivel estilístico, el lenguaje es más contemporáneo. Hemos intentado incorporar el lenguaje del cine que miramos, pero con un punto original. Las directores lamentan que Margalida no haya podido asistir al estreno de la película, pues se encuentra fuera del país en estos momentos, pero avanzan que el próximo mes de septiembre harán un pase muy especial en Manacor.