El escritor Alberto Wagner, en Palma.  | Pere Bota

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«Yo creo que es importante que cuando haces poesía haya algo que digas, que se exprese, si no, te quedas atrapado en la sonoridad de las palabras, aunque no llegues a decir nada». Lo indica Alberto Wagner, filósofo y escritor mallorquín que firma junto a Pedro Lecanda el poemario Tratado de dióptrica, que incluye varias fotografías de artistas locales y que ha sido editado por Cuadernos del Laberinto, y que se presentará de manera oficial en Casa del Libro (Palma) el jueves 28 de julio.

Señala Wagner que se trata de un proyecto que se ha alargado «cuatro años» porque se ha ido tomando y retomando, aunque empezaron a muy buen ritmo. «En solo tres meses teníamos las primeras partes hechas, pero luego en otra nos llevó un año entero y los retoques finales otro». No obstante, «como no es una obra cerrada, no ha sido ningún problema que tardáramos, sino que ha sido algo orgánico». De hecho, a medida que se iban incorporando nuevas facetas del trabajo «veíamos cosas que queríamos cambiar o en las que ya no nos sentíamos tan identificados». El proceso de trabajo ha sido también «fluido», como «un juego divertido en el que hay que entender que no hay separaciones estrictas entre las fotografías y los poemas, sino que se afectan mutuamente», relata Wagner.

Los fotógrafos que participan en el libro son Marina Wagner, hermana de Alberto y que además es cineasta, Juan Calvín, Alexis Cold, Pablo Estrada y Macu Castillo, y ellos son los que estructuran el libro con cinco capítulos, uno por artista gráfico. En este sentido, Marina aporta fotografías de Islandia, Calvín hace lo propio con bocetos, Cold ofrece desnudos femeninos, Castillo se recrea en los rostros de personas y Estrada explora el concepto de ciudad a través de Madrid, principalmente.

A esas imágenes se suman los versos que Wagner y Lecanda aportan tras la contemplación de las fotografías y su trabajo poético. El resultado es Tratado de dióptrica, que juega con el hecho de ver y el concepto de la luz, ya que la dióptrica es, precisamente, el estudio de la refracción. En este sentido, las instantáneas son la primera visión, mientras que los versos y el juego mutuo de afectaciones que se genera entre las distintas artes creativas que componen el libro, posibilitan la refracción de esa primera impresión.