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En un planeta que digiere aún los efectos de la pandemia, Jurassic World: Dominion, la última entrega de la saga Jurassic Park, envía un mensaje «esperanzador» que promulga que «juntos podremos sobrevivir», según afirma su director, Colin Trevorrow. El filme, que se estrena este jueves 9 de junio en España, es un colofón épico al estruendoso mundo jurásico. No solo zanja la trilogía que arrancó Jurassic World en 2015 sino que remata, en principio, la franquicia iniciada hace casi 30 años, con la película original de Steven Spielberg, Jurassic Park, de 1993. Los dinosaurios (Blue, Beta, los T.Rex, Dilofosaurus, Gigantosaurus, Terizinosaurus) conviven y cazan ahora junto con los humanos por todos los rincones del globo, campando a sus anchas, cuatro años después de la destrucción de Isla Nublar.

En esta ocasión, el trío protagonista de la cinta inicial de 1993 -Alan Grant (Sam Neill), Ellie Sattler (Laura Dern) e Ian Malcolm (Jeff Goldblum)- regresa a la saga para aunar fuerzas con las nuevas generaciones de personajes -Owen Grady (Chris Pratt), Claire Dearing (Bryce Dallas Howard), Maisie Lockwood (Isabell Sermon)-. En una charla en un hotel de Londres, Trevorrow, artífice de Jurasic World (2015) y Dominion, reflexiona sobre el delicado equilibro entre humanos y dinosaurios, plagado de sorprendentes efectos técnicos.

El director observa que «en el mundo en que vivimos hoy, que es terrorífico, perseguimos la nostalgia en las películas porque todos queremos volver a sentir la seguridad que sentíamos cuando éramos niños y esto ya no es así». «Espero que este filme concluya, si no con una nota positiva, sí con un mensaje de verdadera esperanza o aspiración de que, quizás, si trabajamos juntos podemos superarlo todo y sobrevivir», señala Trevorrow. Al unir los destinos de las dos generaciones de personajes de la franquicia se crea «una rara oportunidad de hacer una película que tanto padres como hijos encontrarán interesante», explica el cineasta.

De vuelta en el set jurásico, Jeff Goldblum, en el papel del carismático doctor Ian Malcolm, admite que solo guarda «recuerdos felices de la película de hace 30 años». Ahora, se siente «honrado, feliz y privilegiado» de figurar otra vez en el reparto. Ya en su día, trabajar con Steven Spielberg -que produce esta entrega- le «transformó»: «Aún me viene gente a contarme que han visto la película 200 veces y, a nivel creativo, haber trabajado con Steven Spielberg es una oportunidad especial; es un gigante, un genio, y siempre he sido un fan salvaje suyo. Trabajar con él es genial, me ha cambiado, me ha transformado». En Dominion, Goldblum apunta que la gran diferencia es «la sofisticación de la tecnología y la animatrónica, más real».

La cinta se grabó en condiciones excepcionales y abrumadoras, justo antes de que la pandemia pusiera el mundo patas arriba, cuando imperaba aún el desconcierto por la inesperada irrupción del coronavirus y no se disponía de programas de vacunación. Las circunstancias anómalas forzaron la convivencia en el Reino Unido de actores y de los aproximadamente 700 integrantes del equipo de rodaje en una especie de burbuja, con estrictos protocolos COVID, con el objetivo de poder sacar adelante el proyecto.

«Aún no había vacunas, nadie sabía qué iba a ocurrir y las primeras semanas de grabación fueron horribles, aunque creativamente útiles, ya que trabajamos juntos también los fines de semana, y fue fructífero», recuerda Goldblum de aquella experiencia. También hubo anécdotas hilarantes y -«afortunadamente»- una gran conexión entre los actores: «Yo tocaba el piano, Sam (Neill) y Laura (Dern) cantaban, Bryce (Dallas Howard) cortaba el pelo de la gente y cocinamos muchísimo. Una situación un poco parecida a El Resplandor», bromea. Dominion, a su juicio, «no solo va de explosiones y efectos pirotécnicos, sino de lugares que aún no hemos visto, de historias que aportan algo y que son relevantes con nuestras inquietudes».

Para Bryce Dallas Howard (en el personaje de la atípica heroína Claire Dearing), tener a los actores de las primeras entregas en el set «apuntala la importancia» de la saga. Además, para la actriz, trabajar junto con Goldblum, Laura Dern, o Sam Neill fue como «recibir una clase magistral de grandes profesionales». «Fue alucinante ver a estos actores que están en lo más alto de sus carreras, aportando toda su experiencia, su talento, su sabiduría y su historia con estos personajes», recuerda la actriz.