‘Amor de cans’, adaptación del libro de Maria Antònia Oliver. | Archivo

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Las adaptaciones y las versiones han existido prácticamente desde siempre en la historia del arte, aunque su abundancia viaja en oleadas por el tiempo. En ocasiones no paramos de verlas en todos los formatos: el cine, la literatura, el teatro, la música, etcétera. Se estrenan películas basadas en novelas o videojuegos, se publican libros que amplían lo contado en series o se musicalizan poemas. Todo ello forma parte de una lista que sigue y sigue. Hoy en día, basta con echar un vistazo a la cartelera de cine para notar esta moda que, obviamente, no ha sido ignorada por el mundo cultural mallorquín que se ha subido esta oleada con un gran número de obras en diferentes formatos que son el cruce de un universo creativo a otro.

Así, en los últimos años, hay varios ejemplos de esta tendencia que tienen que ver con nuestros artistas. Es el caso, por ejemplo, de la exitosa serie Amor de cans, producida por Nova Producciones, y que adapta la novela homónima de la escritora de Manacor Maria Antònia Oliver, fallecida el pasado mes de febrero. Oliver, de hecho, también vio Joana E. adaptada al teatro gracias a Toni-Lluís Reyes, que también firma el guion de la serie Amor de cans, y que se pudo ver en varios de los espacios escénicos de la Isla.

Distopía

Al teatro está por llegar la novela de Llorenç Villalonga Andrea Víctrix de la mano de Joan Miquel Artigues, que en colaboración con el Principal de Palma ultima el texto escénico de la distópica Mallorca posturística. Para Artigues es una oportunidad «para hablar de la sociedad actual y sobre temáticas como la sexualidad», algo que demuestra que las adaptaciones son una forma de traer al presente textos pasados. Otra novela mallorquina adaptada al formato televisivo, todavía por estrenarse, es Sicília sense morts, de Guillem Frontera y que también adapta Nova Producciones bajo la dirección de Lluís Prieto y con el guion de Xavier Uriz y, una vez más, Toni-Lluís Reyes.

Echando la mirada atrás hay un gran número de ejemplos de obras trasladadas del papel novelesco al cine. El maestro adaptador de la Isla es Agustí Villaronga, que ya versionó El mar, libro de Blai Bonet, se coronó con Pa negre, transformando el título homónimo de Emili Teixedor que le valió nueve premios Goya, y lo ha vuleto a hacer con El ventre del mar, llevando a Alessandro Baricco a la gran pantalla. No obstante, las novelas no son el único universo adaptable, sino que todo es susceptible de serlo. El cineasta mallorquín Josep Alorda está actualmente trabajando en una versión cinematográfica de la exitosa obra de teatro Guaret, de Pedro Mas, José Martet y Joana Castell, que se alzó con el Premi Ciutat de Palma d’Arts Escèniques 2021.Se trata de una obra que ya de por sí se nutre mucho de otras, concretamente de lo poemas de DamiàHuguet, y que por lo tanto huye de las etiquetas convencionales.

La película ‘Malnazidos’ adapta ‘Noche de difuntos del 38’ editada por Dolmen.

Alorda avisa de que «será un filme difícil de clasificar». «Utilizaré material doméstico real y también grabado» con el objetivo de «hablar de la mallorquinidad y la esencia propia», algo que va en la línea de Mas quien, a su vez, se nutre mucho de los textos y cintas domésticas de Damià Huguet. Para Alorda, la idea de adaptar «no es mala en sí» ni se opone a un componente «creativo», ya que pasar algo de un formato a otro no es como calcar un dibujo en un folio sin más, sino que el lenguaje es diferente y la forma de narrarlo también, por lo que tiene un fuerte impulso creativo. No obstante, «cuando se adaptan tantas cosas parece que hay falta de ideas originales», sugiere el director.

El cine, de hecho, es uno de los mundos donde más adaptaciones se ven.Otro mallorquín, Daniel Monzón, firma Las leyes de la frontera basada en el libro de Javier Cercas y hace unos meses llegaba a las carteleras Malnazidos que versiona la novela publicada por el sello mallorquín Dolmen Noche de difuntos del 38, de Manuel Martín Ferreras. A pesar de esta abundante oferta, no es obligatorio acudir a las salas de cine para ver estas nuevas versiones de obras de arte. El cómic también se ha nutrido en lo de trasladar algo de un formato a otro y de ello es paradigma Carvalho. Los mares del sur, plasmación en formato viñetas sobre el conocido personaje detectivesco de Manuel Vázquez Montalbán llevada a cabo entre Hernán Migoya y el historietista mallorquín Bartolomé Seguí, colaborador de este periódico.

El palmesano Tomeu Pinya hizo lo propio al dibujar la historia de Ildefonso Falcones La catedral del mar, mientras que el camino opuesto recorrió He vist balenes, de Javier de Isusi, que en lugar de acabar en las páginas de un cómic fue ahí donde arrancó su periplo para llegar de la mano de la compañía mallorquina La Impaciència a los escenarios dirigida por Xavier Núñez. Otro curioso ejemplo que no nació en un formato convencional, sino que lo hizo en la barra del bar y acabó con un Goya, fue el corto Woody & Woody, de Laura Gost y Jaume Carrió.

El organizador del ciclo de Teatre de Barra del que salió la obra, Javier Matesanz, también crítico de este diario, detalla que está «a favor» de las adaptaciones, aunque considera que «igual no deberían hacerse tantas». Según él, «es algo cíclico que ahora lleva la bandera del cine comercial y es más un síntoma de comodidad industrial y económica» por su rentabilidad. En cualquier caso, para Matesanz, si «vas a adaptar, que sea totalmente libre y olvídate de la fidelidad a la obra original» y remata: «Si la peli es buena, es buena y punto». El mismo recorrido hizo Llengua amb tàperes, microteatro de David Mataró que se convirtió en un cortometraje que ha triunfado en numerosos festivales de cine.

Poesía

Y por último, aunque no por ello menos importante, la poesía también inspira nuevas obras, incluso sus propias adaptaciones. Prueba de ello es Lovely, poemario de Antònia Vicens que Mònica Fiol interpretó, bajo la dirección de Maria Rosselló, sobre las tablas del teatro. Y, como no, un clásico: la poesía musicalizada. De esto último, el más reciente exponente, tan solo uno de una larga lista de ejemplos, es Cel d’horabaixa, un libro-disco editado por la Nova EditorialMoll y liderado por Oliva Trencada en colaboración con varios artistas y que pone música, además de una nota de color, a los versos de la mallorquina Maria Antònia Salvà. Se dice que nadie crea del todo desde cero, sino que uno siempre está atravesado por referencias e influencias. Las adaptaciones, pues, son solo la reivindicación, el homenaje más transparente, de la fuente de la inspiración. Qué mejor manera de dar las gracias a un artista que trasladarlo al mundo propio para saber qué más puede decir.