Presentación del busto de Augusto. | Jaume Morey

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«Hoy es un día histórico para la cultura de las Islas stricto sensu, una expresión que se usa muy a la ligera pero que en este caso sí es así». Así ha iniciado Maria Gràcia Salvà, directora del Museu de Mallorca, su discurso en la presentación del busto de Augusto, una «pieza excepcional», hallada en Pollentia, que se exhibe ya en este centro.

«Es una adquisición importantísima por tres motivos principales. En primer lugar, porque es una pieza excepcional, una escultura de la Hispania romana, de las más antiguas que se conserva, fechada del 30-20 a. C. En segundo lugar, porque es una pieza que, desde el siglo XVI, estaba en manos privadas y solo podían disfrutar de ella unos cuantos y que a partir de hoy, 2 de mayo, podrá ser disfrutada por todos. Además, hemos conseguido desde el Ministerio de Cultura a instancias del Govern balear y del Consell, que el patrimonio mallorquín se quede en casa, en las Islas. En este sentido, creemos que se ha hecho justicia y este día será recordado para siempre», ha destacado Salvà este lunes en la rueda de prensa. La cabeza velada de Augusto se exhibe en la sala dedicada al coleccionismo, hasta que pueda abrir la sección de arqueología del Museu, ha apuntado Salvà.

Asimismo, la directora ha anunciado que se ha localizado además una copia, seguramente hecha por Guillem Rosselló Bordoy cuando fue director del museo, «que evidencia que las peticiones de Mallorca y del museo para que la pieza estuviera aquí son de hace mucho tiempo», y que se expondrá como material táctil.

Isaac Sastre, director general de Patrimonio Cultural y Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deporte, ha subrayado que esta cabeza de Augusto, de tipo velado, «marcó un antes y un después en la historia de la Europa romana, significó una nueva era, una nueva etapa, pues acababa de derrotar a Marco Antonio y a Cleopatra en la batalla de Accio, y por primera vez un solo hombre en la historia de Roma iba a detentar el poder» en todos los rincones del imperio.

Sastre considera la escultura «importantísima, no solo por su valor -adquirida por 250.000 euros, un precio que ha tildado de «bastante acertado»- sino por todo lo que significa, «por la historia que hay detrás y porque el año que viene, en el aniversario de Pollentia, demuestra hasta qué punto Baleares formaba parte de las grandes capitales de la antigüedad».