Lara Fluxà posó en el Canal de San Pedro (Venecia).  | Adrián Malagamba

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«Había que llegar, pues, en barco a la más inverosímil de las ciudades», escribió Thomas Mann en su mítica obra La muerte en Venecia; y allí, en esa misma ciudad, es donde la artista mallorquina Lara Fluxà se coronó en la 59 Bienal con la inauguración de Llim, un «organismo» que se remonta a los fundamentos de esa ciudad imposible y que está pensado expresamente para ella. Su creación, que cuenta con el apoyo del Institut Ramon Llull (IRL) y del Govern balear, además de la curaduría de Oriol Fontdevila, busca unir desde el Espai Catalonia en el Canal de San Pedro los materiales «viscosos» del agua y el vidrio para hablar del sustrato que hace posible la inverosímil Venecia en un equilibrio delicado.

«Ha sido un proceso intenso, pero muy importante y exigente», indica la mallorquina, que se reconoce «desahogada» al ver el montaje terminado de Llim, su exposición «más importante» hasta la fecha. La obra, afirma, está pensada para el lugar específico en el que se asienta, el Canal de San Pedro, a cuyas aguas accede a través de unas bombas que nutren la circulación del líquido, que se mezcla con otros como la leche o el aceite, y que reposan en un antiguo taller de barcos.

Canal

A través de un recorrido realizado con objetos de vidrio, el agua del propio canal pasa a través de los mismos, donde se mezcla con otros elementos como leche o aceite, para, luego, ser devuelta al canal sin impacto y sin alteración. A raíz de este diálogo entre materiales se genera un paralelismo con otros rincones del mundo como su Palma natal, donde «no tenemos la necesidad de transformar o alterar el ecosistema en el que vivimos, por lo que Venecia y Mallorca comparten esta problemática ambiental», que se puede ver a través de los cruceros que hasta hace no mucho atracaban en las mismas costas de Venecia y que «tras una fuerte lucha popular», se desviaron, pero no deja de ser un «desvío» de una situación que sigue alterando el fondo marino de la laguna de Venecia, rompiendo el equilibrio que la mantiene.

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Es por estas y otras razones que Llim encaja perfectamente con la temática global de la Bienal de este año, que recoge el lema The milk of dreams, en honor a la artista Leonora Carrington, y que ha sido escogida por Cecilia Alemani, curadora de la Bienal. Esta circunstancia también ha estado muy presente en el trabajo de Fluxà, que detalla su voluntad por «interpretarlo desde diferentes maneras, sobre todo a la relación material y corporal que se le ha dado a todos los trabajos de este año», además de otras temáticas como el feminismo (esta edición de la Bienal es una de las que más presencia femenina han tenido) o la presencia tecnológica «casi cíborg» que hay en la sociedad.

Así pues, Llim «se nutre de esto muchísimo» y la propia mallorquina reconoce haberse sentido «muy cómoda» con esta temática, ya que ella misma lleva trabajando materiales como el vidrio durante muchos años. Otros conceptos que Fluxà considera importantes son los de «viscosidad» y «ambigüedad», que se ponen de manifiesto en el trabajo del vidrio y su relación con los líquidos como el agua. «La viscosidad de un estado es una realidad que determina el proyecto que hemos hecho ya que el elemento viscoso tiene implícita esta ambigüedad de que un estado material sólido como el vidrio lo es solo momentáneamente si se lo enfría lo suficiente», de forma que oculta, por así decirlo, su estado licuoso, del mismo modo que Venecia, en cierto sentido, oculta su base viscosa bajo los canales y el sedimento de la laguna sobre la que se levanta.

Finalmente, sobre la «emocionante» presencia en Venecia y en la Bienal, Fluxà no oculta que ha sido laborioso. «Las hemos visto de todos los colores y ha sido complejo a nivel personal, profesional y artístico», pero también un «reto poder desarrollar un proyecto en un ambiente al más alto nivel» en el mundo artístico que abre una «oportunidad» de generar relaciones. Fluxà ya se lleva el «aprendizaje» tanto individual como colectivo en el evento más importante de su estilo del mundo.