El galerista Juan Antonio Horrach posa junto a la obra de Carles Congost en su estand en Arco. | José Sevilla

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«El mundo del arte se está normalizando». Es la opinión de galeristas y artistas mallorquines presentes en la feria internacional de arte, Arco 2022, inaugurada ayer en el Recinto Ferial de Madrid y que podrá visitarse hasta este domingo 27 de febrero. Las cinco galerías isleñas que participan en la edición 40 + 1 de Arco, que vuelve a desarrollarse en su fecha habitual tras la convocatoria extraordinaria del pasado mes de julio de 2021, están de acuerdo en destacar «el numeroso público, las ventas importantes y la llegada de coleccionistas internacionales» a los pabellones 7 y 8 de Ifema, donde se alojan.

Una de las propuestas más llamativas y visitadas, por su interacción con el público, es el espacio que la galería Baró ha habilitado al «rompedor» proyecto de Amparo Sard. Limits es una crítica a la excesiva velocidad de una sociedad centrada en las nuevas tecnologías, dejando de lado la realidad. «Vemos la tele y nos parece ver ciencia ficción», explica la creadora, quien se ha atrevido con un enorme árbol negro de material reciclado que sale al exterior tras romper una pared blanca. En el estand de María Baró, encantada con la feria, con las ventas del primer día y con su galería mallorquina, también destacan la propuesta de Albert Pinya.

El artista José Fiol (centro) junto Mar Juan y el galerista Fran Reus. Fotos: J.SEVILLA

El artista mallorquín Ian Waelder, una de las propuestas de la palmesana L21.

En cuanto a piezas diferentes está el cuadro que José Fiol dedica a la «diplomacia del ping pong» que en los años 70 vivieron Estados Unidos y China. «Es una pieza que realicé tras una residencia en Pekín, utilizando también un cuadro de Warhol sobre Mao y la figura de la mujer de Nixon», señala Fiol, presente en la galería de Fran Reus. Además, el artista palmesano muestra su serie de retratos y esculturas de posibles asesinos de un criminal francés que se refugió en Eivissa. Es una colección premiada en Palma y titulada L’assassin de l’assassin.

Una comitiva del PP balear atiende a las explicaciones de Robert Ferrer.

El espacio de la galería Pelaires de Palma, que dirige Frederic Pinya –segundo por la izquierda– recibió ayer la visita de, entre muchos otros, el CEO de Meliá, Gabriel Escarrer.

Sobre la apuesta de L21 en Arco, con uno de los estands más originales y visitados por su composición y colorido, destaca el recuerdo que Ian Waelder, mallorquín de adopción, hace de su abuelo, judío germano que en 1939 huyó de Alemania a Chile, vendiendo un Opel Olimpia. «Fue el único de mi familia que sobrevivió», afirma el joven artista. La propuesta se titula Yo who are the stranger. Se ven varias piezas con narices de sus antepasados muertos en los campos de concentración nazis, un manual del coche y un faro de este que los alumbra.

La artista Amparo Sard y la galerista María Baró posan ante una pieza de la primera.

Rafa Forteza es otro de los que repite en Arco, al que acude desde 1985. Sus cuadros y montaje se pueden contemplar en el espacio de la galería madrileña Ponce y Robles. «Busco sensaciones irreales a través de la percepción plástica», explica. Una de sus inspiraciones provienen del artista Albert Oehlen. «Siempre trato de ir rompiendo las percepciones del arte, que no el espacio no esté tan claro», matiza, y añade sobre las ferias: «No es lo mismo el arte que el mercado del arte».

Creatividad

Cerca está el Espacio Valverde, dirigido por Jacobo Fitz-James Stuart, quien lleva varios años apostando por la obra de Robert Ferrer i Martorell. «En el ímpetu del público se nota que esta feria se ha recuperado», asegura. «Se siente la energía y el impulso de los visitantes, que se contagia a los galeristas», manifiesta. Otros clásicos en la feria son Pelaires y Horrach Moyà. Frederic Pinya, responsable de la primera galería, significa las importantes ventas realizadas en el primer día de feria. «Hemos mandado piezas a Nueva York, Berlín, Singapur, Seattle, Suiza y dos a Hong Kong», informa. «Esta edición es mejor que la de 2020, en prepandemia; está muy concurrida, hay mucho interés y numerosos coleccionistas privados, que adquieren obra para dar un plus a sus hogares», dice. Al mismo tiempo, pone en valor la apuesta por el joven creador de Porreres Gori Mora, pero afincado en Escocia, y en sus vanguardistas propuestas.

El pintor y escultor Rafa Forteza repite en Arco, donde es una de las caras habituales.

Finalmente, Juan Antonio Horrach se muestra más que satisfecho por cómo está funcionando la feria, en la que ya ha vendido tres piezas. La novedad de este año radica en que solo muestra trabajos de Carles Congost. «Es una serie muy llamativa y peculiar de Congost que gusta mucho», reconoce. «Hay mucha gente por los pasillos, se nota que el público regresa a Arco, con ganas y fuerza», afirma. También destaca que hay mucho coleccionista español interesado en adquirir piezas para sus casas, un poco en relación al boom inmobiliario. «Parece que no, pero durante la pandemia no dejaron de venderse obras de arte», concluye el galerista palmesano.

Inauguración

Aunque Arco se abrió ayer al público, la feria será inaugurada este jueves de manera oficial con los Reyes de España, quienes realizarán su clásico recorrido. En cuanto a las autoridades de la Isla que han viajado a Arco, ayer se dejaron ver por Ifema la consellera insular de Cultura, Bel Busquets; el regidor de Cultura del Ajuntament de Palma, Antoni Noguera; Marcos Augusto, director general de Cort, o Pere Malondra, director-gerente del Institut d’Estudis Baleàrics (IEB).

El apunte

Una obra de Miró, la más cara de esta edición; retratos de Franco y Sánchez, entre las más polémicas

No hay Arco sin polémica, ni polémica sin Arco. En esta nueva edición, que se abrió ayer y hoy será inaugurada por los reyes Felipe VI y Letizia, tampoco fallan esas obras que, por un cosa u otra, llaman la atención de público y medios. Este año, Franco y otros históricos líderes políticos, así como Pedro Sanchez, protagonizan las piezas que han llamado la atención para bien y para mal. Por otra parte, la obra más costosa es un Miró, Vol d’oiseaux entoruant le jaune d’un éclair, con un precio de salida de dos millones de euros y que exhibe la galería Leandro Navarro. El retrato de Sánchez es obra del artista finlandés Riiko Sakkinen, en la galería Forsblom, que ya ha acaparado la atención en anteriores ediciones de la feria de arte. La pieza supone el final de una trilogía que empezó con un retrato del rey emérito en el año 2019 y otro de Franco en 2020 acompañado del título Franco no fue tan malo como dicen. Esta obra, titulada Mis líderes favoritos de la extrema izquierda, muestra la cabeza del presidente con una ligera sonrisa, con nombres a derecha e izquierda: Evo Morales, Hugo Chávez, Pol Pot o Fidel Castro, entre otros. Su precio es de 16.000 euros. La galería José de la Mano recupera obra de artistas vascos significativos en esta edición y, entre ellos, la de Ramón Bilbao, quien en el año 1975, coincidiendo con los últimos fusilados por el Régimen franquista, inició una serie de cuadros para mostrar esta situación política. Uno de ellos es un dibujo de la cara de Franco con una cruz superpuesta (12.000 euros), pero también están las piezas del mismo artista de un grupo de personas tanto fusiladas como indultadas –25.000 euros– y también de ministros o personas relevantes durante la dictadura española, como Santiago Carrillo o el cardenal Tarancón –se vende por un total de 12.000 euros–. Sobre las obras más costosas de este año en Arco, la galería Leandro Navarro muestra la pieza que, en principio, parte como la más cara de la feria, Vol d’oiseaux entoruant le jaune d’un éclair, de Miró, con un precio de salida de 2 millones de euros, aunque también hay obra de Chagall (600.000 euros) o Tapies (un ‘colchón’ por 275.000 euros).