Decenas de personas se han reunido delante de la casa de la escritora, fallecida este jueves, en Biniali. | Jaume Morey

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Los que conocieron a Maria-Antònia Oliver, fallecida este jueves a los 75 años, coinciden en que, además de ser una gran escritora, una de las más destacadas de la generación de los años 70, era una mujer con carácter, «siempre sincera», «directa», «segura de sí misma» y «sin pelos en la lengua». Por ello, la filóloga e investigadora Pilar Arnau recordó en el sentido homenaje que celebraron delante de su casa, en Biniali, que «no era una santa, era una dimoniona. Fue una gran escritora, feminista y mujer de país».

Arnau, que trabaja en una biografía de la reputada autora nacida en Manacor, convocó un pequeño encuentro para todos aquellos que quisieran despedirse de ella por última vez. El evento, que duró aproximadamente una hora, consistió en la lectura de fragmentos de algunas de sus obras. A la cita acudieron un centenar de personalidades del mundo de la cultura y la sociedad civil, como Caterina Valriu, Cèlia Riba, Felip Munar, Damià Pons, Gabriel Bibiloni, Cristòfol Soler, Joan Cabalgante; miembros de la Obra Cultural Balear, como Margalida M. Valenzuela, Lena Serra y Catalina Bibiloni –de la nueva junta de la entidad–; Agnès Ambrós, de la Assemblea Sobiranista de Mallorca (ASM) y Tina Codina y Miquel Àngel Contreras, del Ajuntament de Palma.

Felip Munar durante el homenaje en Biniali. Foto: Jaume Morey
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Arnau reconoció que no se esperaba la triste noticia a pesar del delicado estado de salud de Oliver. La célebre creadora de Lònia Guiu acababa de salir del hospital, donde había permanecido ingresada durante dos semanas. De hecho, Ambrós afirmó que, a pesar de la pena, «sabemos que los últimos 25 años fueron de regalo», en referencia a la operación de trasplante de corazón a la que fue sometida en 1997.

Valenzuela, representante de la OCB de Sencelles, contó que desde la entidad querían llevar a cabo un «homenaje en vida», pero por culpa de la pandemia, los planes se vieron trastocados. «Habíamos hablado con ella para organizar, de cara a Santa Àgueda, una función de Joana E., novela que Toni-Lluís Reyes subió al escenario. Queríamos que ella estuviera sentada entre el público», detalló. De hecho, tal y como recordó ayer el poeta Joan Cabalgante, este montaje se representa este domingo en Capdepera.

Uno de los momentos más emotivos lo protagonizó Valriu. La filóloga y narradora leyó el cuento Constança, que Oliver escribió con motivo del nacimiento de la primogénita de Valriu. La hija nació muy prematura, por lo que estuvo en el hospital durante mucho tiempo y, en ese mismo momento, a Oliver le transplantaban el corazón. El relato pasó a formar parte del libro L’illa i la dona. Otra anécdota entrañable fue la que compartió Maria Magdalena Aguiló, que participó en la representación de La dida, pieza que Oliver escribió basándose en la novela de Salvador Galmés y que se estrenó en el Teatre Principal de Palma en 1996. Como bien apuntó Arnau, la mejor manera de recordar a Oliver es leyéndola, reivindicando su obra. Y es así como la despidieron ayer.

El apunte

Más homenajes para recordar a la gran escritora

El Ajuntament de Manacor, ciudad natal de Oliver y que la nombró hija predilecta, celebrará hoy un acto dedicado a su memoria. Será a las 13.30 horas, en el Claustre de Sant Vicenç Ferrer. En este evento participarán PilarArnau y Toni-Lluís Reyes. El tanatorio será también en Manacor, de las 10.00 a las 13.00 y de las 16.00 a 19.00 horas. Por otra parte, este mediodía, la Llibreria Quart Creixent celebra su 40 aniversario con un vermut informal que dedicará la Premi d’Honor de les Lletres Catalanes .