Un instante del ensayo que tuvo lugar ayer en el que el pianista Jorge Vera y el propio Cuenca tocan juntos. | M. À. Cañellas

TW
1

Antes del gran día todo son nervios. Los ensayos se alargan y se pule cada detalle. Hay cambios de última hora y correcciones para que todo salga perfecto y eso lo saben cada uno de los músicos de la Simfònica que siguen con atención las indicaciones de Toni Cuenca, su director para la ocasión, les da con la batuta. Tras un lapso, la música vuelve. Suena bien hasta que Cuenca para y pide: «Sube una octava la marimba» y vuelta a empezar. Desde los violines preguntan: «¿Hemos quitado dos o tres compases?». Cuenca contesta: «Tres». Y vuelta a empezar. Lo dicho, todo ha de salir perfecto porque la ocasión bien lo merece: el concierto de homenaje a Chick Corea, «uno de los más grandes pianistas de la historia del jazz», que reúne hoy a la Orquestra Simfònica y músicos como Jorge Pardo, Jorge Vera y Benji Habichuela en el Palau de Congressos a las 20.00.

Al acabar el ensayo, Toni Cuenca, impulsor y director ocasional de la Simfònica, detalla que «está todo listo, ya tenemos el repertorio» y no oculta que «hemos hecho un trabajazo aquí de montar un pedazo de puzzle, pero ha ido muy bien y la Orquestra ha respondido genial y la coordinación es brutal». Suya fue la idea de arrancar un homenaje a Corea, autor de temas como Spain, que sonará hoy en el Palau. «Se trata de uno de los mejores y supo abrir caminos que ahora pueden aprovechar las nuevas generaciones». Además, para la ocasión, cuentan con «músicos que tocaron con él».

Es el caso del saxofonista Jorge Pardo y el bajista Carles Benavent. Pardo destaca «el lujo de tener los arreglos de Cuenca» y avanza que la cita será «de muy alta calidad musical», pero también «muy emocional», tocando por el propio Corea el día después del aniversario de su fallecimiento. Benavent, por su parte, se deshace en elogios hacia Jorge Vera, el pianista escogido, a quien califica de «auténtico». El encargado de hacer de él, por decirlo de alguna manera, es nada menos que el pianista chileno Jorge Vera, que contesta sin miramientos: «Para mí es un reto porque Chick Corea es mi ídolo» y explica que se sabe «todas las canciones de su repertorio, también las que tocó con Pardo y Benavent, pero no deja de ser una presión para mí».

No obstante, Vera indica que «estos dos monstruos» le han dado «mucho apoyo y el maestro Cuenca me da la libertad de poder hacer los solos de Chick, pero expresarlos a mi manera, dentro del respeto». Por todo ello, «esto es una bendición más que nada» y confiesa que se siente «supercontento de estar otra vez en Palma y, sobre todo, por poder tocar un repertorio que es muy grande». Esta noche, llega el turno del momento real con el objetivo de disfrutar y dar sentido homenaje a uno de los más grandes y de la mejor manera: haciendo que pasen cosas sobre el escenario que solo los músicos entiendan, pero que todos sentimos.