El escritor y traductor Miquel Àngel Llauger posa para esta entrevista. | M. À. Cañellas

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Después del ensayo poético Corfú, Cabrera, Martinica. Breviari d’illes i miratges (Lleonard Muntaner) y su traducción Xanques vermelles, de Ted Kooser (Godall Edicions), Miquel Àngel Llauger (Palma, 1963) publica el poemario Llum de cançó (Edicions 62), que ganó el Premi Ausiàs March de Gandia.
Este libro está formado en realidad por dos: La parla de les mèrleres y Els nins de maig (matèria de Bretanya).

La primera parte la conforma una «miscelánea» de poemas escritos por Llauger a lo largo de los años, versiones y recreaciones de obras de diferentes autores, siendo como él propio autor reconoce su volumen «más culturalista» hasta la fecha, y una suerte de «postales de vacaciones y navideñas». Igual que un turista, cuando viaja, hace una postal a partir de lo que ve, de los monumentos o paisajes que visita y contempla, Llauger crea una postal en verso. Asimismo, incluye poemas concebidos para «ocasiones especiales».

En la segunda parte, el autor cultiva la poesía narrativa a través del relato de un episodio histórico protagonizado por el rey Arturo y contada por Thomas Malory en el que explica que Arturo hizo matar todos los niños nacidos el 1 de mayo.

«Hoy en día asociamos la poesía a la lírica, a la expresión de sentimientos y emociones, pero no a la narración de una historia. Sin embargo, históricamente se ha utilizado con ese fin, desde Homero, los cantares de gesta hasta autores contemporáneos, como Josep Carner, Miquel Costa i Llobera, Josep Maria de Sagarra o Joan Maragall. Es un tipo de poesía que me gusta y me interesaba poner de manifiesto que hoy también se puede hacer», subraya.

Portada de ‘Llum de cançó’ (Edicions 62).

Sobre la temática escogida, Llauger detalla que «la historia del rey Arturo bebe de fuentes antiguas muy diferentes». Una de ellas es La muerte de Arturo, de Malory, un texto sobre la historia del rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda basada en varias leyendas inglesas y francesas y que ha servido de inspiración para otras obras, como la película Excalibur, de John Boorman. Con todo, el escritor reconoce que es «una historia poco conocida», pero que le llamó la atención por tener reminiscencias de la matanza de inocentes que llevó a cabo el rey Herodes.

La fechoría sirve a Llauger para «crear una narración con elementos legendarios» y que permiten hablar de temas como el poder o la brutalidad. El título Llum de cançó procede del poema Oració en la teva mort, que Salvador Espriu escribió con motivo del fallecimiento de Bartomeu Rosselló-Pòrcel. Al morir, aclara Llauger, es como si se convirtiera en sus canciones, en su poesía, que es lo que le sucede a los niños de la segunda parte del poemario: mueren, pero cada uno se transforma en un romance o en una canción y, de esta manera, se transmiten de generación a generación y se vuelven inmortales. De esta manera, el espíritu de la canción es el eje temático que da unidad a ambas partes. Llauger tiene previsto publicar el mes que viene en Salze Editorial la traducción Sal oceànica, de la irlandesa Eavan Boland.