Montserrat Torrent posa en la iglesia de la Santa Creu frente al órgano que tocará este sábado. | BISBAT DE MALLORCA

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La incansable Montserrat Torrent es, a sus 95 años, la estrella total del tercer Festival Internacional d’Orgue Santa Creu, que arranca hoy a las 20.30 horas en la parroquia palmesana que le da nombre, ubicada en la Plaça de la Porta de Santa Catalina. Y este no será su único concierto en la Isla, sino que mañana repetirá con un repertorio diferente en el Convent de Sant Francesc de Paula de Campos, a las 18.00 horas, antes de continuar con su quincena de actuaciones de este año.

Manresa y Bernat señalaron el lujo que supone tener a una «eminencia» como Torrent, quien se alzó con el Premio Nacional de Música en la categoría de Interpretación el pasado octubre. Bernat la describió como «maestra de maestros» y Manresa destacó que, como ejemplo de su vitalidad, estuvo ensayando el primer día que pisó la iglesia «durante más de dos horas». Por su parte, Torrent, quien a pesar de su aparente fragilidad exterior, posee una fuerza interna que ya muchas quisieran con la mitad de años, hizo tronar su voz para dar las gracias «por este festival y el voto de confianza de invitarme, porque es un riesgo que una persona de tantos años no se tropiece durante el concierto», indicó entre risas. Además, confesó que «en Mallorca me siento muy querida porque he venido muchísimas veces».

Origen

La organista, cuya madre era pianista y discípula de Granados, detalló que comenzó con el órgano a las órdenes del maestro Paul Franch, aunque «con la intención inicial de saber un poco para demostrar a los que decían que se me notaba que era pianista que podía tocar también el órgano», pero finalmente «tras ejercicios y ejercicios» llegó a tocar «un coral de Bach que me enamoró y cautivó y pensé que esto me hacía feliz y me llenaba», razón por la que «acabé decidiendo el órgano por mí, una razón puede que egoísta, pero era así. Quería ir a las iglesias, tocar y olvidarme de que el mundo existía».

Esta sensación se mantiene en Torrent, quien confiesa que sigue tocando porque «no puedo aguantar a la gente que se queja todo el día de que le duele esto o lo otro», porque, según ella, «yo también tengo todos los dolores, todos, pero no hablo ni pienso en ello y cuando toco me siento joven, como si tuviera 40 como máximo, para nada 95». Y reflexiona: «Vivimos solo una vez, ¿por qué no aprovecharlo?», y denuncia que ve «muy negativamente esta visión de que uno envejece y, ale, a un rincón metido». No cabe duda de que es la prueba viviente de que otra opción es posible y es consciente de que «así creo que también contribuyo a que otra gente se den cuenta de que pierden el tiempo y les digo: usted también tiene una vida, señora, vívala».

Esta noche, la intérprete crecerá a través del sonido de los 3.000 tubos del enorme órgano en Santa Creu con un repertorio barroco con el que espera «contribuir un poquito» a seguir fomentando este instrumento, uno que «cada vez tiene más jóvenes interesados en él» y que es, para Torrent, «todo lo que necesito en la vida. Tocar, buscar su sonoridad y hacer música».