El guionista y cineasta David Mataró posó en Palma para esta entrevista.    | Jaume Morey

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Albert y Berta se conocen una noche en el Lisboa de Palma y acaban en la casa de él, en es Pont d’Inca. Él sufre un síndrome de Diógenes mental que le impide acordarse de las cosas más importantes y, por el contrario, hace que sea capaz de retener detalles absurdos e intrascendentes. A medida que avanza la conversación, Berta descubre que se ha ido a la cama con nada más y nada menos que el fundador de Wikipedia. Este es el argumento de Al Berta, la comedia romántica con la que el guionista y director David Mataró se alzó el sábado, en el Teatre Mar i Terra, ganador de la octava edición del Torneig de Dramatúrgia. Una obra que defendieron en la semifinal los actores Xavi Núñez y Esther López y, en la final, Ramon Bonvehí y Júlia Truyol. Como es tradición, después de ganar el Torneig está previsto que Mataró participe en el festival Temporada Alta de Girona. En este certamen participan ocho autores –y no cuatro, como el de las Islas–, aunque tendrá que presentar otro texto.

¿Cómo se le ocurrió la historia?
— El proceso creativo es extraño. Sé que la idea me vino a la cabeza porque leí alguna noticia sobre un caso de síndrome de Diógenes. Entonces tuve como un flash: ¿qué pasaría si alguien tuviera Diógenes en la cabeza? Al principio la trama era diferente, con un asistente social y una persona mayor, pero me di cuenta de que no fluía y lo cambié por dos desconocidos que se habían enrollado.

El creador de Wikipedia vive en es Pont d’Inca.
— Uno de los aspectos que más me costó fue encontrar algún dato para que Albert le demostrara a Berta que era de verdad el fundador de Wikipedia y tenía este síndrome. Busqué imágenes de Mao Tse Tung y vi algunas del funeral en el que aparecía la viuda vestida con dos piezas de color gris marengo. Al final el proceso creativo se basa en casualidades, en cosas que has visto y que crees que pueden funcionar. Por ejemplo, la conversación que mantiene Albert con el taxista sí que me pasó a mí.

El público eligió su historia como ganadora del Torneig.
— Tengo la sensación que en la semifinal los espectadores se rieron más, puede que fueran más jóvenes, no lo sé. Pero en la final hubo un momento que me encantó. Cuando los dos personajes coinciden en que él no se acuerda de si tiene café o no y responden a la vez: ‘porque es importante’. Yo estaba en la primera fila y detrás de mí oí como tres o cuatro personas hicieron un ‘oh qué bonito’. Eso quiere decir que el público se ha enganchado y es muy guay.

Al Berta es una comedia romántica, aunque eso a veces parece que evoca a algo simplón.
— Aunque una película, por ejemplo, se describa como un drama, siempre tiene algún momento en el que te arranca una sonrisa. Creo que es más fácil generar una sonrisa que una lágrima. Es un tópico decir que cuesta más hacer una comedia porque, en general, la gente ríe más que llora en la vida y eso quiere decir que sentimos más cercana la comedia. Hay muchos ejemplos de buenas comedias: las de Billy Wilder, Woody Allen, Azcona o Lubitsch.

Su comedia también fue aplaudida.
— Estamos demasiado acostumbrados a los superlativos. ¿Cuando algo nos gusta quiere decir que es bueno? O al revés, ¿si no nos gusta es malo? Hay referentes que son como los dioses del Olimpo y, a partir de aquí, todo está por debajo. Mi comedia está bien, pero una gran comedia es El apartamento.

Es decir, ¿cree que hay que relativizar los éxitos y los fracasos?
— El éxito es cumplir con tus expectativas. No escribí AlBerta pensando en hacer la mejor comedia de la historia. Simplemente quería que fuera correcta y digna para estar en un concurso, que tuviera buen ritmo y que la gente se lo pasara bien.

¿Qué pasará ahora con Al Berta?
— Estoy contactando con dramaturgos, directores y actores para hacer una obra de teatro que gire en torno a la pareja en clave de comedia a partir de cuatro puntos de vista. Sería como una ampliación de Al Berta. La idea es encontrar una productora y moverlo por aquí. Por otra parte, estoy con Pau Escribano en una serie de CEF Produccions y coproducida por Minoria Absoluta. Se titula Olio y trata sobre el mundo de la alta cocina, las estrellas Michelin.