La filóloga y escritora Margalida Pons Jaume coordina el grupo LiCETC de la UIB. | Jaume Morey

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Una placa de Petri con una sustancia amarillenta con bacterias que han florecido generando moho es la sugerente carta de presentación del volumen El codi torbat. De la poesia experimental a l’escriptura conceptual (Lleonard Muntaner), de Margalida Pons Jaume. La fotografía de la portada es de la artista Laura Torres Bauzà y, según apunta Pons Jaume, refleja «la imagen del cuerpo que se altera, se descompone y, en mi caso, me interesa la poesía que desbarata».

En El codi torbat, la autora reúne el resultado de tres proyectos de investigación que coordinó en la Universitat de les Illes Balears (UIB). Dos de ellos se centran en la poesía y, el tercero, en concepción de la subjetividad. Con todo, advierte que «es un libro nuevo» porque ofrece versiones ampliadas y revisadas.

«Un código es un sistema de signos que se vinculan en unas reglas. A mí me atrae la ruptura de esas reglas, aquello que molesta. Y esa molestia se puede dar por varios factores: por la mezcla de dos códigos diferentes como el verbal y el visual, por usar tipologías que no pertenecen habitualmente a la poesía, combinar lenguas diferentes o la poesía no lírica, un concepto que encuñó el gallego Arturo Casas y que me gusta mucho. Consiste en la poesía que no se centra en el yo», detalla.

Un buen ejemplo de esto último, señala, es Carles Hac Mor. «Es un autor que tiene una voz muy personal pero nunca lo transmite a partir de la autobiografía, usa lenguas diferentes y palabras ininteligibles, mezcla el catalán contemporáneo con el medieval o aprovecha lenguajes dadá para configurar un mundo poético no intimista o interiorizador, aunque eso no quiere decir que no hable de él», matiza.

De esta manera, el codi torbat responde a la idea de la diferencia, «de todo lo que se aparta de los canales más frecuentados». «La diferencia es el hecho extraordinario de no vivir la desviación como un error sino como una fuente de sentido», insiste en el libro.

Por otra parte, la investigadora, que coordina el grupo de investigación LiCETC (Literatura Contemporània: Estudis Teòrics i Comparatius), reconoce que a menudo se asocia la experimentación literaria con la destrucción, pero, en contraposición, afirma que ve esta práctica como «una forma de encuentro, de poner en contacto elementos que antes no lo estaban». «Sin embargo, también es verdad que la literatura de la experimentación genera muchas reservas y reticencias», añade.

El punto de partida para abordar estas cuestiones es la poesía publicada a partir de los años 70 del siglo pasado, aunque avisa que el libro «no es una historia de la poesía experimental catalana» sino «la crónica» de los comportamientos que ha generado. Hay muchos ejemplos y casos diferentes de creadores que han llevado a cabo esa experimentación: Damià Huguet, Andreu Vidal, Biel Mesquida, Enric Casasses, el colectivo Taller Llunàtic, Joan Brossa, Gabriel Ferrater, Dolors Miquel y Antoni Clapés, entre muchos otros.

«La noción de poesía no lírica se puede vincular con la idea de cultura postantropocéntrica actual, con ejemplos como las novelas de Irene Solà, algunos poemas de Antònia Vicens o creaciones de Ester Xargay. Es decir, la persona humana ya no es el centro del universo de ficción, sino que se tienen en cuenta otras perspectivas», concluye.

El apunte

El poeta Antoni Nadal y la noción de experiencia

Pons Jaume dedica un capítulo al escritor Antoni Nadal (Palma, 1958): Quotidianitat crítica versus poesia de l’experiència.

«Le reivindico como autor que cambia la noción de la experiencia. Ya se ha hablado de la poesía de la experiencia, pero pienso que él no la trabaja en este sentido, sino que lo que hace es más bien poesía de una cotidianidad crítica», explica. Y es que ‘poesía de la experiencia’ es una etiqueta «descafeinada» para Pons Jaume. «La experiencia pueden ser muchas cosas, enseñar una radiografía de los intestinos es experiencia, también regar al público con polvos talco», justifica.

Como poeta, Nadal fue uno de los organizadores de les Mostres de Poesia Jove (1976-1982) de la UIB y cofundador de la revista L’Ombra Vessada (1979-1981). Como ensayista, es autor de obras sobre la transición política, el movimiento obrero y sobra la historia de la literatura en Mallorca.