Nadal Suau es crítico literario y escritor. | Jaume Morey

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La crítica literaria no está en su mejor momento. Así lo afirma Nadal Suau (Palma, 1980), uno de los autores que participan en el taller Criticar al crítico. Decadencia y caída de la crítica literaria, que coordina e imparte Carlos Pardo, escritor y crítico del suplemento Babelia, de El País. El programa se llevará a cabo a través de la plataforma digital Zoom de La casa encendida del 29 de marzo al 4 de mayo. Además del mallorquín, también intervendrán en el taller Marta Sanz, Elena Medel, Andrés Barba, Lola Larumbe, Antonio Lucas, Inés Martín Rodrigo, Laura Barrachina, Javier Rodríguez Marcos y Marcel Ventura. El autor de Temporada alta o El matrimonio anarquista –este último junto a Begoña Méndez– ofrecerá una sesión el próximo miércoles 30 de marzo.

Para Nadal Suau, la «caída y decadencia» de la crítica literaria es la que también sufre la prensa escrita y los periodistas culturales. «Hace tiempo que los críticos perdimos la condición de referentes totales. En los años 80 y 90, cuando salía una crítica positiva en Babelia, por ejemplo, se podía vender toda una primera edición del libro reseñado. Ahora, somos una parte más de todos los factores que empujan una obra al éxito», apunta el escritor, que a la vez reconoce que el no tener el monopolio no es un aspecto que le disguste del todo.

Lo que sí lamenta es la precariedad en la que trabajan no solamente los críticos, pues es una condición que, por desgracia, «define el mundo contemporáneo». Del mismo modo, denuncia que «Mallorca es un lugar complicado para ejercer la crítica artística en general. Por una parte, porque nos conocemos todos y, por otra, porque no hay una tradición o una cultura de la crítica estrictamente literaria. En Mallorca, o bien callamos o, a veces, especialmente en las reseñas negativas, parece que la dureza va más dirigida contra el creador que con la obra que ha escrito».

En su caso, el autor asegura que, en general, las críticas que ha recibido por su trabajo son positivas. En cuanto a las negativas, detalla que, para él, existen tres tipos: «hay críticas que percibo como personales, que me enfadan y que naturalmente proceden de Mallorca; luego están las que no me convencen porque no encuentro que sean acertadas pero que respeto y, finalmente, las constructivas que me hacen aprender». «Una amiga lectora me dijo una vez que no entendía mis artículos. Y pensé que tenía razón, que tal vez daba demasiadas cosas por sabidas o que escribía algunas frases atropelladas. Desde entonces, hará año y medio, me cuesta más escribir pero me ha hecho mejorar», confiesa.

Una situación controvertida que recuerda Nadal Suau es cuando publicó una reseña sobre Días sin ti, novela con la que Elvira Sastre ganó el Premio Biblioteca Breve. «En mi texto vine a decir que no hablaría de la obra porque me parecía muy floja. Muchos me felicitaron por ser valiente, algo que por cierto no comparto, y se mostraron de acuerdo con mi punto de vista», cuenta. «Sin embargo, dos personas se pronunciaron en contra. Si bien coincidían con mi opinión, no estaban de acuerdo con mi negativa a dialogar con el libro, que no le diera ni una oportunidad. Consideraron que era un desprecio. Y la verdad es que estaban en lo cierto. Me arrepentí y lo dije públicamente», añade.

Por ello, insiste en que «la palabra crítica tiene que ser sinónima de autocrítica». «Un crítico tiene que ser, ante todo, autocrítico, ser capaz de repensar sus propias ideas y reconocer cuando se equivoca. Porque si no te puedes dar cuenta de tus propias contradicciones ni corregir tu punto de vista, no eres un crítico, eres un inquisidor», asegura. Asimismo, advierte de que «lo que dice un crítico es: ahora, aquí, en este momento, pienso esto y lo intentaré desarrollar y defender. Si llego a la conclusión de que me estoy equivocando, lo haré saber. En redes sociales hay mucho inquisidor, con las hachas siempre a punto para quemar a alguien, pero parece que ellos nunca se equivocan», agrega.

Finalmente, Nadal Suau hace referencia a la plataforma Good Reads, una suerte de «Trip Advisor de los libros» en la que los usuarios pueden puntuar sus lecturas con estrellas y también compartir reseñas. «Tiene un punto de espontaneidad que me gusta, puede ser divertido, aunque por otra parte la literatura no es un hotel. Creo que los lectores no se tienen que acercar a un libro con la mentalidad de ser un cliente, no deberían exigirle al autor ni al libro en cuestión que sea justo como quiera. Precisamente hay libros muy buenos que lo que hacen es incomodar al lector y hacen que este se cuestione su posición de lectura», subraya.

En todo caso, el escritor declara que «si me encuentro entre algunos de los críticos más o menos reconocidos de la literatura española actual, es bastante revelador de lo mal que está el panorama». «La crítica que se hace es bastante mejorable, la precariedad no ayuda y parece que tampoco importa demasiado a nadie, pero es por narices el futuro porque no hay cultura sin crítica», concluye.