Joan Bauzà posa frente a la parte más antigua de la Catedral.  | M. À. Cañellas

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La Seu ejerce una atracción hipnótica a aquellos que se atreven a mirarla y no se limitan solo a verla. Desde ese instante, ese momento en el que los ojos curiosos se posan sobre sus muros, su rosetón, sus arbotantes, sus esculturas o sus misteriosas gárgolas, la Catedral es capaz de lanzar un hechizo que fascina, asombra y enamora. Una fuerza que «encanta». Todo esto es lo que le ocurrió –y le sigue ocurriendo– a Joan Bauzà, colaborador de Ultima Hora y deán emérito de la Seu, que acaba de publicar con Documenta Balear Comprendre la Seu. Una mirada gòtica a la Catedral de Mallorca, un libro que no busca responder al qué, «que ya ha sido suficientemente atendido», sino «el porqué, lo que dice y lo que expresa».

Bauzà, que ya ha publicado otros libros en el pasado sobre el templo palmesano, explica desde su interior, desde el germen mismo que dio origen a lo que hoy es el majestuoso edificio, que «en este título he querido tomar distancia para, así, poder alcanzar perspectiva». Por ello, en lugar de un «análisis con lupa», Comprendre la Seu es más bien un ejercicio de «síntesis» desde un distanciamiento «temporal».

Objetivo

Todo ello con el objetivo de dar respuesta a «unos interrogantes que tenía tras tantos años de estar aquí», desde que siendo tan solo un niño ya quedó obnubilado. Esa pregunta, simple en su formulación, pero no tanto en su contestación, era «¿por qué la Catedral siempre me ha fascinado y he encontrado que era algo maravilloso?». Buscando dar cuenta de esas preguntas, Bauzà se centra en el estilo gótico y en la época del mismo, la Edad Media, como los terrenos en los que cultivar una respuesta. Se adentra, por decirlo de otra manera, en ese bosque arquitectónico e histórico que es el gótico medieval para hallar un claro que ilumine su comprensión individual tanto como el rosetón mayor hace lo propio con el interior del templo.

Desde esta perspectiva, Bauzà se marca como objetivo que «el lector vea la Catedral con los ojos de los que la idearon y construyeron y que el mallorquín, el estudioso o el que ya está enamorado de ella, como yo, se pregunte el porqué de esa emoción. Dar una razón a esa seducción y encantamiento», señala el deán emérito. La respuesta a esa pregunta no es una, según dice por «falta de capacidad para tal sintetización», sino «ver la Seu desde cuatro aspectos». Por un lado, atendiendo a su «estructura, su cuerpo como edificio», desde ahí entender que «es un organismo viviente, que no solo está, sino que fluye», al tiempo que «tiene direccionalidad y apunta en varias direcciones, como al infinito que llamamos Dios y, por lo tanto, es trascendente» y, por último, que es «expresiva y eso que dice es que es un espacio hecho para ser habitado por una comunidad», por lo que no es un mero «espacio bonito vacío, sino una casa».

Respuesta

Estas cuatro vertientes son parte de la respuesta a la que Bauzà ha logrado escalar en su particular ascenso a la comprensión de la Seu, pero todavía cabe una pregunta más: ¿Cómo nace este asombro en él personalmente? Para ello, el autor usa el ejemplo de «una experiencia que tenemos en laSeu que es educativa en la que traemos a miles de niños cada año a ver la Catedral». Bauzà añade que, para ello, «antes de entrar les pedimos que se tapen los ojos con las manos y entonces les guiamos por el templo hasta que están frente al altar y allí les pedimos que se destapen los ojos. Inmediatamente siempre, en todos los casos, un monosílabo ocupa el espacio. Un sonoro ‘¡oh!’, porque muchos de ellos no han visto nunca un interior tan ancho, alto y maravillosamente iluminado como la Catedral. Ese mismo ‘¡oh!’ me pasó a mí también».

Desde ese primigenio e inocente asombro de un niño ante algo tan sumamente espectacular que escapaba a su comprensión infantil, Joan Bauzà ha perseguido el entendimiento de la Seu, un lugar icónico y de una belleza que pugnaría por ser catalogada como sublime por filósofos como Kant. Es por ello que el uso del verbo ‘comprender’ no es casual en el título de la obra, ya que «comprender lo entiendo en el sentido latino», subraya Bauzà, «es decir, estudiar un conjunto, pero también abrazarlo. Y esto no solo intelectualmente, sino en el sentido en el que entendemos cualquier abrazo: con cariño y emoción.Si este libro tiene un defecto, que sería uno maravilloso, es que creo que transmito mi emoción y la sensación que yo tengo cuando miro a la Seu».