A pesar del incremento de los costes, los precios de venta apenas subirán. | R.C.

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Si hay un dicho del refranero español que debe rondar por las mentes de los editores estas semanas ese es el de ‘cuando el río suena, agua lleva’. Las noticias de la denominada crisis del papel, junto con el encarecimiento de este material y lo que pueda suponer para los sectores que viven y dependen de él, no dejan de llegar y aparecer en los medios. Sus causas obedecen a un número muy amplio de factores que van desde el encarecimiento de la energía, el acaparamiento ante el temor de llegar a un desabastecimiento o, incluso, el bloqueo del Canal de Suez allá por marzo. En el mundo globalizado en el que vivimos, toda acción tiene consecuencias, y como una fila de fichas de dominó, si una cae, todas se ven afectadas. Pero, ¿se están dejando notar estos efectos en los sellos editoriales de la Isla?

Tomeu Canyelles, de la Nova Editorial Moll, explica que ellos trabajan principalmente «con imprentas de la Península», pero a pesar de ello «no hemos tenido problema alguno salvo algún retraso de dos semanas en relación a una tapa dura debido a la falta de cartón» –las tapas duras, de hecho, son las que más inconvenientes están teniendo. De hecho, de sus próximas publicaciones, las únicas que han sufrido algún retraso son los tres nuevos volúmenes de las Obras completas de Gabriel Alomar, Francesc de Borja Moll y Antoni Maria Alcover. «El resto, sin problemas».

Cartón

Por su parte, Vicente García, de Dolmen, es claro: «Los franceses se están llevando nuestro cartón». Su sello se centra en el cómic, que «ha virado mucho a la tapa dura», y esta está teniendo problemas. «Ha habido casos de gente que ha llamado para llevarse cartón que teníamos comprometido y algunas imprentas te engañan diciéndote que todo va bien, pero luego hay retrasos». Además, «llega en el peor momento: la campaña de Navidad». También se da el caso de que empresas grandes como Inditex o Amazon necesitan el cartón para «la paquetería y las bolsas de papel», de modo que lo acaparan. A pesar de todo, optimismo moderado: «Se supone que saldremos de esta».

Una situación diferente describen en    Lleonard Muntaner, donde Maria Muntaner detalla que «nosotros no hemos notado nada», aunque sí confiesa que «hemos oído las campanas e imagino que nos acabará afectando el año que viene». Y es que ese es uno de los temores compartidos por casi todos: enero. El precio del papel se ha encarecido en torno a un 20 % y enero augura una subida que da miedo pronosticar. Por su parte, Miquel Campaner, de Ensiola, sello editorial e imprenta, corrobora la subida que cifra en entre un «20 y un 25%» del papel y confirma que «se está notando en las roturas de stock, pero son de 10 o 15 días». Además, ejerce un contraste entre «Barcelona y las grandes editoriales, donde se está acaparando papel» y en la Isla, donde «los sellos más pequeños, con tiradas de entre 500 y 1000 ejemplares, tienen menos volumen, pero sí deben hacer más previsión». Eso sí, de nuevo el miedo a enero, «cuando volverá a subir» y hay un temor a la «escasez», aunque su visión es que «no habrá demasiados problemas».

Mientras, en IFeelBook, Miquel Horrach expone que «no lo estamos notando» y lo achaca a que «salimos de la crisis y la pandemia más precavidos y decidimos la planificación hace meses». Además, «apostamos más a la baja, con menos obras, pero más trabajadas». A ello se suma que su gran día es Sant Jordi, para el que comenzarán a prepararse, como casi todas las demás a excepción, quizá, de Dolmen, en enero. Horrach, por otro lado, también hace hincapié en que «el 90 o 95% de nuestro catálogo está en versión digital, y seguiremos así. Creo que hay que apostar por ello y donde aparecen problemas, también hay soluciones». Por último, en Adia, con Pau Vadell al frente, «no hemos visto desabastecimiento» aunque «una de las imprentas sí nos ha dicho que subirá mucho el precio y que a partir de enero habrá casos de que los ejemplares llegarán más tarde». De modo que la tónica general es la misma: a las costas mallorquinas, el oleaje de la crisis del papel parece estar al caer.