Un ‘frame’ del protagonista (centro) y dos personajes principales de la serie. | Netflix

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La última sensación de la plataforma de streaming Netflix, El juego del calamar, está arrasando en todo el mundo. El argumento tiene su aquel: 456 personas, con deudas económicas, aceptan jugar a una serie de juegos donde competirán por conseguir un potente bote económico y resolver así todos sus problemas. Lo que no saben antes de empezar es que quién no consiga superar cada prueba morirá.

La serie se estrenó el pasado 17 de septiembre y no estaba entre las apuestas más fuertes de Netflix pero está triunfando. Y es que este fenómeno acapara todas las conversaciones de los jóvenes e incluso las generaciones mayores se están enganchando a este producto coreano. Pero, ¿por qué tiene tanto éxito?

Impresiones

«La serie tiene un punto infantil. Son juegos de cuando éramos pequeños con un toque sanguinario y cruel. Te atrapa», confiesa el cineasta Marcos Cabotá. «Una vez vista la serie, me gustaría coger el metraje y hacer una película. Creo que en dos horas puedes contar de formas interesante toda la serie. Aún así está muy bien», añade.

Tras este inicio tan exitoso, desde la plataforma esperan que esta serie se convierta en la más vista de su historia. Casi nada. «Hoy en día la gente tiene todo el pastel. Pueden ver las series en un mismo día. Eso supone éxitos más sonados pero más cortos de duración», afirma. Miquel Mas Fiol, dramaturgo. Confiesa que «me vi la serie en un día». Sobre la trama, «creo que los mecanismos de tensión que utilizan son muy acertados. Las pruebas, los cronómetros, los enfrentamientos y demás ingredientes, te enganchan muy fácil», detalla.

El juego del calamar

una imagen de la muñeca de ‘Luz Roja, Luz Verde’, primera prueba de la ficción. En la Isla, el juego se conoce como ‘Patito inglés’.

Por su parte, Victòria Morell, directora y presidenta de CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales), matiza que «pone en escena juegos infantiles pero sádicos. Expone la miseria humana y banaliza la violencia. Incluso puede llegar a ser misógina pero forma parte del contexto».

El análisis en muchos casos es más profundo. No solo se basa en una serie de juegos infantiles y sanguinarios. Para Morell, «es una crítica al capitalismo pero también cuenta con un thriller policíaco que no se acaba de resolver».

Por su parte, el director Ferran Bex concluye que «es una gozada estética de escenografía y sangre por doquier justificada con un trasfondo de los personajes que te hace entender su situación y por qué se juegan la vida por el gran premio. Creo que en un mundo dónde nos empezamos a acostumbrar a enlazar una crisis tras otra, una crítica mordaz de nuestra sociedad capitalista siempre es una buena noticia». Por el momento habrá segunda temporada. Continuará...