Imagen del intérprete malagueño Rafael Aguirre en un concierto.

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Nunca soñó con ser guitarrista,  pero ahora no se baja de un escenario. A sus 37 años, Rafael Aguirre (Málaga, 1984) ha actuado en 38 países diferentes y ha marcado el récord español de premios internacionales en música, con un total de 13 galardones. Tras un año «bastante caótico», el concertista aterriza en la Isla para inaugurar el Ciclo Auditòrium de la Orquestra Simfònica de les Illes Balears. El evento tendrá lugar mañana a las 20.00 horas en el Auditòrium de Palma, donde también se interpretará La Festa de A. Perras Fons bajo la dirección de Pablo Mielgo.

«Yo quería ser tenista como Rafa Nadal», confiesa Aguirre. Y es que sus inicios en el mundo de la música fueron algo complicados. «Empecé a tocar la guitarra porque mis padres querían complementar mi educación», comenta el malagueño, añadiendo entre risas «no veas como dolían los dedos de la mano izquierda al principio». Pero, «creció el callo» en su mano y casualmente «todo empezó a tener sentido» cuando escuchó el disco del compositor Francisco Tárrega. «En ese momento me enamoré de la guitarra», admite.

Ahora, el concertista se ha convertido en uno de los referentes mundiales de la guitarra española, aunque afirma que no lo ha hecho solo. «La gente que me ha apoyado todos estos años han sido clave para ir subiendo escalones», detalla Aguirre. Del mismo modo, el músico apunta que sus 13 reconocimientos internacionales son un «simple papelito», que «actuar es como beber un buen vino, lo importante es el sabor de boca que te deja después».

Así, Aguirre se enfrentará a la actuación de mañana como si fuera la primera vez que toca el Concierto de Aranjuez de J. Rodrigo a pesar de llevar interpretando la pieza «más de 20 años». Además, admite que «la música siempre está por encima, hay que evolucionar con ella». Por eso, actualmente el músico se está formando para ampliar su repertorio hacia géneros como el jazz o el flamenco. De esta manera, el guitarrista evidencia la influencia que ha tenido de los lugares que ha visitado como Brasil, Argentina, Estados Unidos o Bolivia. «Me he empapado de la complejidad y la magnitud de la guitarra española por el mundo entero. Nos creemos que no, pero tiene la misma fuerza en el folclore de otros países», reseña.

Sin embargo, Aguirre confiesa que tocar en España le hace sentirse como en casa. Este miércoles es el turno de la Isla. «Estoy enamorado de Mallorca. Desde que vine por primera vez con 6 años, me marcó. Pero, literalmente. Me caí y me hice un brecha, aún tengo la cicatriz», bromea.