El artista mallorquín Ignacio Bosch en una imagen reciente.

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El artista mallorquín Ignacio Bosch está ante un otoño lleno de movimiento. Tras un agosto en el que expuso junto a otros creadores en el espacio Igallery de Palma con la colectiva Explicaciones no perdidas, Bosch se encamina hacia la última etapa del 2021 con un buen número de proyectos entre manos, diferentes exposiciones e ideas en la cabeza.

La muestra en Igallery ha sido «bastante buena». Para ella quiso hacer «una obra específica» y no tirar de trabajos ya hechos. En este caso, Bosch se inspiró en un conocido fragmento de la obra de Paul Auster Ciudad de cristal, perteneciente a la Trilogía de Nueva York. En el fragmento, dos personajes hablan de lo «rota» que está la ciudad y cómo de llena de objetos rotos está. A su vez, conversan de la «necesidad de crear una estructura en el lenguaje que sirva para nombrar todos los objetos».

Basándose en ello, Bosch se puso manos a la obra para «construir situaciones y a través de ellas reflexionar sobre diferentes temas». El resultado fueron «dos cuadros en una peana que representa el banco de madera en el que hablan los personajes». Así, contrapuestos, logra «trabajar con el lenguaje y el espacio en sí», que es el tema que más le interesa.

Trayectoria

Bosch, por otra parte, se halla en un buen momento de su trayectoria. Se formó en Barcelona donde estudió Bellas Artes y luego hizo un erasmus en Londres y fue becado en Florencia. No obstante, tras esto «me aparté un poco y desde hace cinco años he querido retomarlo». Parece que la decisión es correcta teniendo en cuenta sus recientes proyectos que incluyen, por un lado, una exposición en Madrid y, principalmente, la próxima que realizará en Caracas de la mano del importante espacio de Madrid Cerquone Gallery.

Para esta, además, contará como compañeros con autores como el mallorquín Grip Face, Ana Barriga, Eltono, Ampparito o Nuria Mora, entre otros, y está comisariada por Jordi Pallarés.

Además de lo dicho, las obras creadas para la exposición de Igallery tienen «futuro», y ha comenzado a trabajar ya en una serie «a la par que preparando diferentes proyectos más». Estando, todavía, en «fase conceptual», que es, quizá, la más importante y pausada de todas las etapas creativas.

Bosch, además, detalla que le gusta mucho «crear escenarios y hacer las cosas muy escenográficas» incluso en sus obras «pictóricas». Esto puede verse en otras de sus series como The ultimate symbol, Punctum ludis o We dance, you mean, presentada también en el espacio Cerquone de Madrid, en el que juega con el equilibrio de los visitantes para hablar de la estabilidad y la inestabilidad.

No obstante, Bosch tiene carácter multidisciplinario y también ha tenido incursiones en el mundo virtual de los videojuegos como Travelling without moving, que es un juego «inmersivo» que invita a «embarcarse en un viaje eterno donde la combinación de lo mágico y lo místico se une al deseo de exploración del jugador-espectador» y con el que participó en el primer festival de arte digital y electrónico de Casa Planas.

No hay fronteras, de momento, para Ignacio Bosch y sus ganas de crear y explorar en el mundo del arte. Desde lo virtual hasta lo real, con Madrid y Caracas como futuras paradas.