El profesor y escritor posó para este diario en Palma. | Pere Bota

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El escritor Sebastià Perelló (Costitx, 1963) se interroga en su nuevo poemario, Tendal, sobre la provisionalidad de aquello que nos protege. El libro, que acaba de aparecer en la colección La Fosca de la editorial Lleonard Muntaner, se encuentra ya a la venta en librerías.

¿Qué claves de lectura puede avanzar al lector que quiera acercarse a este nuevo poemario?
—El título es una referencia a la idea de refugio y, al mismo tiempo, a algo que es provisional. Es una vida a la intemperie que nos protege de manera transitoria. Esta cuestión está muy presente en el mundo contemporáneo. Vivimos en una extrema provisionalidad permanente, es la cuestión de encontrarnos siempre en tránsito. Todo esto no tiene nada que ver con la pandemia. Algunos poemas del libro tienen varios años.

¿Qué decisiones ha tomado en relación a la estructura formal de los poemas?
—He querido convertir el libro en un itinerario y destacar la figura errante, la del refugiado. Todos somos, en cierto modo, refugiados en este mundo. Por otro lado, me he fijado en que se están simplificando demasiado las cosas, el mundo es mucho más complejo de lo que se nos dice. Tendal representa la búsqueda de un espacio de reivindicación permanente, de protesta. Hay una estructura de poema político, pero no se trata de encontrar soluciones, más bien de entender el poema como un lugar de interrogación.

Puede sorprender que hable de sus poemas como políticos.
—Situarse en un espacio provisional, vivir en la intemperie, es una decisión política. Quería trabajar desde un lugar donde pudiera captar lo invisible. Pretendo escribir desde esta sensación de extranjería, con un horizonte de incertidumbre. Entiendo el poema desde los márgenes, como un lugar de inquietud. Un tendal es una tela que nos cubre, proporciona cobijo y sombra, pero el viento puede llevársela fácilmente.

Pasa de la narrativa a la poesía. ¿Organiza ese paso, de un género al otro, o surge de una forma espontánea?
—No es premeditado. Algunas cosas pasan a ser novela y, otras, poesía. Es un proceso intuitivo, en el que hay puntos de contacto y contradicciones. No es más fácil enfrentarse a un determinado género. Surge de forma natural. Es una forma de respirar diferente, pero siempre con el mismo pulmón. Es cierto que, al terminar una novela, necesito un cierto tiempo para alejarme de la historia. Por otra parte, cuando empiezo a tener una serie de poemas que conformarán un poemario, hay un trabajo de creación de un itinerario, de organización para que el conjunto coja forma.

¿Qué influencia ejerce, en su obra, un género sobre el otro?
—Me resulta complicado analizarlo. Diría que es algo que no me conviene hacer. Por supuesto, hay contactos entre mis poemas y mis novelas y, a veces, repulsiones. Voy tanteando en los dos géneros sin pensarlo demasiado. Al ir publicando, me doy cuenta de relaciones que existen entre mis novelas y mis poemas, de las que no soy consciente en el momento de la creación. La poesía es más retráctil. Los poemas generan un espacio de hipersensibilidad.

¿A qué tradición poética se siente arraigado?
—Es algo que no me preocupa. Me siento cómodo en mi biblioteca, pero nunca he tenido un comportamiento fan, en cuanto a perspectiva literaria. Hay algunos poetas que siempre me acompañan, otros que llegan y se van. Sí destaco las citaciones del libro en la cartografía del itinerario que voy trazando. En literatura, no se escoge a los padres, aunque sí puedes crearte tus compañeros de viaje.

¿Qué le aporta publicar, de nuevo, en Lleonard Muntaner Editor?
—Un espacio de confianza y una relación cercana, primero con Lleonard Muntaner y, ahora, con su hija Maria. Ella me propuso regresar a la colección La Fosca. Tiene una voluntad de leer mis libros con calma y mucha atención, que es algo muy importante para mí. Como el año pasado publiqué La mar rodona (Club Editor, finalista del Premi Òmnium a la mejor novela de 2020), hemos retrasado la publicación de Tendal.

¿Qué presentaciones de Tendal están previstas?
—Tenía que presentar el libro durante la Setmana del Llibre en Català, en Barcelona, pero no podrá ser por cuestiones personales. Estamos cerrando una presentación que tendrá lugar en la librería Embat de Palma, el día 30 de septiembre. Lo que me gusta es dejar que el libro vaya creando su camino, que los lectores lo vayan descubriendo, más que provocar unas expectativas inmediatas.