Lluís Rodríguez Salvà posó ayer para este diario en Palma. | Jaume Morey

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El Festival Mozart Mallorca 2021 arranca este sábado en el Claustre de Sant Domingo de Pollença con el objetivo de conmemorar el 230 aniversario de la muerte del compositor que le da nombre y, al mismo tiempo, llevar música a la localidad cada sábado del mes de septiembre. Pero justo antes, este viernes, a las 12.00 horas, el Dr. Lluís Rodríguez Salvà, presidente de la Associació Catalana d’Intèrprets y vocal de la Acadèmia Catalana de Mùsica, ofrece una conferencia en el salón de actos de La Misericòrdia de Palma sobre la realidad del oficio de músico y las –muchas– trabas con las que se encuentran en su oficio.

Rodríguez, que también es músico, destaca la importancia de poder dar voz a iniciativas que ayuden a entender lo que se esconde detrás de la profesión. «La gente ve la parte glamurosa, la del músico subido al escenario, pero hay mucho detrás. Muchos problemas en el oficio que no se conocen». Así pues, desde un punto de vista distendido, ofrecerá los pormenores y las contradicciones que los músicos enfrentan a diario.

Como ejemplo de ello, Rodríguez destaca aspectos como que «un compositor jubilado tiene que elegir entre cobrar sus derechos de propiedad intelectual o su pensión», por ejemplo, o «que un compositor no sea considerado artista, aunque los músicos que tocan sus obras sí». Todo esto se debe a que la «ley que nos regula no se ha cambiado desde el 85», y, entre otras cosas, «no determina qué somos, en calidad de qué trabajamos o qué somos laboralmente».

De ahí la insistencia «en el Estatuto del Artista», porque en España «no puedes ir en plan legal». O, dicho de una manera más contundente, «si haces lo que la ley te dice que hagas, no puedes simplemente porque Hacienda y el Ministerio de Trabajo tienen normas incompatibles entre sí. Un músico en España no puede trabajar de forma legal ni aunque quiera».

A pesar de todo, Rodríguez destaca la «buena sintonía» que reciben desde el ministro de Cultura, Miquel Iceta, que ya se ha puesto manos a la obra. Por otro lado, Rodríguez también destacó lo positivo de un festival como el Mozart «que no se reduce a la música, sino que crea puentes entre personas y colectivos con charlas y encuentros».