El artista Albert Pinya, posando en su nuevo taller, ubicado en Pere Garau. | Pilar Pellicer

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«No creo en la estética por la estética. Tiene que haber una narración, un contenido», asegura Albert Pinya (Palma, 1985), cuyo trabajo, a primera vista, puede parecer inocente o naíf, aunque en distancias cortas está lleno de mensajes reivindicativos y de compromiso social. «Pueden dar la sensación de ser obras lúdicas, pero al final meto el dedo en la yaga. Una de las intenciones que persigo con mi trabajo es hablar de la tragicomedia que es la vida», confiesa. De hecho, admite que la muerte es un tema que siempre ha estado ahí y reafirma que «me considero una persona pesimista y entusiasta a la vez. Porque soy consciente de toda la mierda que nos rodea, pero mis ganas de vivir se anteponen a todo eso». Sobre sus referentes artísticos, Pinya afirma que «todos los artistas de la historia del arte pueden serlo, no me gusta la jerarquía».

Sin embargo, declara que sus «pintores de cabecera» son Rafa Forteza, Pep Girbent y Nicholas Woods, artistas de generaciones diferentes, nacidos en los 50, 60 y los 70, respectivamente. Son precisamente estos creadores los que protagonizan el catálogo que está a punto de salir de imprenta. Se trata de un volumen que surge a raíz de la exposición Artefactes, vocables i nins, en la que también participa el conocido músico Niño de Elche, que se puede ver en el Claustre de Sant Domingo de Pollença hasta el próximo 3 de octubre.

«Este proyecto es una reflexión sobre la pintura desde la perspectiva de la escultura, el sonido y la palabra. Este último apartado no ha podido verse todavía y se materializará con el catálogo, que edita el Ajuntament de Pollença, y que incluirá textos de Forteza, Girbent, Woods y también de Niño de Elche», detalla. Además, Pinya avanza que la pieza sonora que creó Niño de Elche para la ocasión se lanzará, a finales de este año, en una edición limitada de vinilo.

Expansión

Por otra parte, en esta «expansión de la pintura» que persigue Pinya y sumándole su preocupación por mimar los procesos creativos artesanales, está trabajando en una nueva propuesta junto al ceramista Joan Pere Català Roig. «Nos conocimos hace tres años y empezamos a experimentar en esta vía que es la cerámica. El punto de partida es ese toque ancestral y telúrico, cuestiones que ya proponía en el monográfico Agropower (Adia, 2017). Hoy en día, cuando reina el individualismo, sin predominar las miradas conjuntas y colectivas, queremos reivindicar la filosofía que ya ponía en práctica el maestro Miró con Artigues», matiza Pinya, quien reconoce que, hasta hace poco, la cerámica estaba menospreciada y, en cierto modo, «me recuerdan a los poetas. Yo mismo me considero un escritor frustrado».

Esta iniciativa pudo verse en la feria Urvanity de Madrid y hay otra exhibición abierta al público en la galería italiana de Marina Corbetta. Asimismo, Pinya anuncia que está preparando junto a Català Roig «una gran exposición» que se podrá ver el próximo año en Palma.

Otra de las noticias que más ilusión le hace a Pinya es que por fin empieza a ser representado en Catalunya. Será de la mano de la Alzueta Gallery. De esta manera, con este espacio protagonizará una exhibición individual el próximo mes de marzo. «Mi única exposición en Catalunya fue en 2009, en la galería de Ferran Cano de Barcelona», recuerda.

Madrid

Para la feria Estampa, que se celebrará el próximo mes de octubre en Madrid, uno de los territorios en los que más trabaja, está confeccionando una nueva producción de piezas de pintura de grandes dimensiones, así como una nueva serie de cerámicas con Català Roig. Será una colaboración con la Gärna Studio Gallery. Mientras, en el espacio Exhibit Lab, en Santander, protagoniza una colectiva junto a la conocida ilustradora Olga de Dios y la creadora y curadora de arte Debbie Reda. Esta muestra se titula Count me in! y se puede visitar hasta el próximo 17 de septiembre.

Finalmente, Pinya ha recibido una beca de creación del Institut d’Estudis Baleàrics (IEB), una ayuda con la que creará un capítulo piloto de una serie de animación que habla sobre el «paisaje, la gastronomía y la fauna de las Islas». «La animación, de la que se encarga Daniel Rico, será en un estilo clásico, en dos dimensiones, de dibujo a dibujo. Aunque se lanzará en una plataforma digital, el proceso será artesanal. Al final, el dibujo no deja de ser parte de la pintura. En este caso, quiero incidir en hablar de la pintura en constante transformación y mutación», desvela.