Miquel Mas Fiol, posando para esta entrevista. | Teresa Ayuga

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Tiene 25 años, aunque insiste en parar el tiempo y dice que tiene uno menos, ya que el pandémico 2020 no cuenta. En cualquier caso, el dramaturgo y director Miquel Mas Fiol (Sa Casa Blanca, 1996) solamente tiene 25 años y ya verá una tríada de sus textos representados sobre el escenario del Teatre Principal de Palma.

El primero será Souvenir, dirigido por Joan Fullana y que abrirá la temporada del Principal; luego, en octubre, vendrá Primavera de bèsties –con el que ganó el Premi Pare Colom y que publicó Lleonard Muntaner– y, finalmente, en diciembre, Sa Pesta 2020, coincidiendo con el 70 aniversario de la primera representación de esta obra en este mismo escenario.

Además, acaba de organizar junto a su compañía Ovnipresents –formada también por Bel Albertí, Joan Seguí i Bet Palou– la primera edición del Festival Albopàs, dedicado a Alexandre Ballester. En este sentido, avanza que Josep R. Cerdà, director del Principal, se mostró «muy interesado» en organizar un festival de verano dedicado al teatro de texto, un ámbito que no está muy visibilizado en las Islas.

«Queremos sacar el teatro a la calle y también a todos esos autores nuestros y catalanes de ayer y de hoy», afirma el dramaturgo.

Souvenir y Sa Pesta 2020 ya han girado por algunos pueblos de la Isla, como Algaida, sa Pobla, Santa Margalida, Ses Salines o Llubí, entre otros. En cuanto a Primavera de bèsties, el elenco estára conformado por Mercè Sancho, Carme Serna, Caterina Alorda, Miquel Àngel Torrens y Xavier Frau. Sancho interpretará a Marta, una maestra de quinto de Primaria que se ve envuelta en un conflicto por una canción supuestamente polémica.

Mas se inspiró en una disputa similar que tuvo lugar en 2018 en un centro concertado de Palma. «Lo que más me gusta de este montaje es que el espectador se irá identificando con diferentes posturas de los personajes, que son poliédricos. Es una retrato del sistema educativo, de las relaciones de poder, a la vez que es una metáfora política de ese conflicto innecesario tan propio de partidos como Vox o Ciudadanos y pone en cuestión el supuesto adoctrinamiento que hay en los centros», detalla el autor.

Positivismo

Por otra parte, en abril estrenará en La Badabadoc de Barcelona Càndid o l’optimisme, una obra que protagoniza Lluís Oliver y que se basa en el viaje que realiza el príncipe Càndid del texto de Voltaire. «Lluís interpreta a un actor que se presenta al cásting para encarnar a Càndid pero, a medida que vive el proceso, se desilusiona con el mundo real, como ocurre con el personaje de Voltaire. Es una pieza de un positivismo extremo, tan vigente con este optimismo impuesto por Mr. Wonderful, las TED Talks motivacionales y la economía de la felicidad», desvela. «Es uno de los finales más sublimes que he hecho y Lluís está extraordinario. Creo que es una buena puerta de entrada al panorama escénico de Barcelona e inicia el universo Miquelàndia», asegura.

«Cuando una obra parece que no puede ir a peor pero lo hace; todo lo que se te pasa por la cabeza, esa vuelta de tuerca, así es Miquelàndia. Es un mundo de contrastes, de estímulos, de humor, de fiesta y de giros inesperados», define. En cuanto a los temas, Mas se interesa por la corrupción, la incertidumbre, la educación, la hipocresía de «querer caer bien a todo el mundo» y tiene como punto de referencia a Molière.

«Salvando las distancias, podría decir que soy un Molière que pone proyecciones en escena», apunta. «Mi teatro es popular, aunque tiene muchas capas de lecturas. Igual que se celebra una fiesta, pueden recitar una glosa, participar en una manifestación a favor de los derechos sindicales o ver a Ana Rosa Quintana flotando por el cielo», concluye.