Todo lo aprendido en su etapa como gimnasta será un buen bagaje para su próxima experiencia interpretativa. | Marina Castells

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La vis artística no se compra, se tiene o no se tiene. Y está claro que Alexandra Moody nació con ella. Aquí tenemos una evidencia más de que la mallorquina posee esa sensibilidad especial y una capacidad de transmitir a través de su arte que calma los sentidos y eriza el vello. La que fuera hasta hace no mucho uno de los principales valores de la gimnasia rítmica balear sigue su camino vital apartada del tapiz. Fue una decisión dura en su momento, que se atenúa con un reto próximo en el horizonte: «En septiembre empezaré en Barcelona mis clases en una escuela de arte dramático», anuncia la joven de Moscari al haber superado las pruebas recientemente.

Estos días su nombre resuena después de que se lanzara de cabeza a romper otro tabú más, determinada a espantarse la vergüenza de encima a la hora de cantar en público.

«Desde pequeña siempre he querido ser actriz, aunque la gimnasia me requería mucho tiempo. Cuando dejé el deporte de élite tuve claro que me lanzaría de lleno al mundo de la interpretación. La gimnasia me ha aportado mucho, he sido parte de una gran familia y me ha dado cosas muy buenas como quitarme el miedo de estar frente a las cámaras. Además, la gimnasia y la interpretación están muy relacionadas, y competir, los nervios de estar frente a un jurado,... Todo eso te da tablas».

En verdad ambos campos son vasos comunicantes en muchos sentidos, al igual que lo son el arte dramático y la música, compañeros inseparables en infinidad de ejemplos. Por eso Moody quiso depurar su técnica vocal en un centro especializado de Palma con la profesora Chandra Maestre, de J&S Música. Allí recibió unas lecciones y grabó una canción. «Son encantadores», precisa.

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Hasta el otro día solo su círculo más cercano había sido testigo de esta cover de Yours, de Ella Henderson. Eso cambió cuando decidió compartir el vídeo de su interpretación en Instagram y el resultado fue fulgurante: en un día la canción obtuvo miles de reproducciones.

Sobre el feedback recibido se muestra halagada, incluso algo ruborizada. «Me sorprende mucho la reacción de la gente, me daba cierta vergüenza exponerme así pero la respuesta ha sido muy positiva», dice la joven, por lo que no descarta en un futuro próximo participar en proyectos musicales. «Si me llega la oportunidad, bienvenida sea».

Hasta el momento es una profana en este campo artístico de modo profesional aunque «siempre he cantado», confiesa. Además, ya ha hecho sus pinitos interpretativos con una participación en un cortometraje.

Ahora Alexandra Moody se dispone a aprovechar el verano en su casa y cargar la maleta de energía positiva y ganas de triunfar en su próxima experiencia; está claro que talento no le falta. Considera que «en Mallorca no hay muchas oportunidades» para alguien que quiere dedicarse a este mundo, aunque es cierto que hay ejemplos de actores y actrices que han apostado por quedarse y les ha salido bien.

Ella sigue su camino, alejada del tapiz, y pese a ello no le faltan motivos para sonreír. Alexandra Moody es la constatación en persona de que, cuando una puerta se cierra, un ventanal diáfano y luminoso puede estar aguardando muy muy cerca.