La actriz Gemma Cuervo durante una entrevista con la Agencia Efe en el Teatro Maria Guerrero en Madrid. | Rodrigo Jiménez

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La actriz catalana Gemma Cuervo ha sido galardonada con el Premio Max de Honor 2021 en reconocimiento a su vasta trayectoria sobre las tablas, su carácter emprendedor y su amor profundo al teatro, un galardón que le será entregado el 4 de octubre en el Teatro Arriaga de Bilbao.

Según ha informado en una nota la Fundación SGAE, convocante de los premios, Gemma Cuervo ha sido elegida por unanimidad por el comité organizador de los Max, que ha resaltado su «vasta trayectoria como intérprete y la ha reconocido como figura pionera».
Además ha querido destacar «su labor como empresaria del teatro español y su compromiso con el repertorio teatral».

Para Gemma Cuervo (Barcelona, 1934) el Premio Max de Honor se suma a una serie de reconocimientos entre los que destacan el Premio Nacional de Teatro (1965) y la Medalla de Plata de la Comunidad de Madrid (2018), entre muchos otros.

Actriz de teatro, cine, radio y televisión e imagen reconocida del mítico programa dramático de Televisión Española «Estudio 1», Gemma Cuervo también ha destacado en la faceta empresarial fundando junto a su entonces marido, Fernando Guillén Cuervo, su propia compañía de teatro en 1969.

«He trabajado muchísimo durante toda mi vida, por suerte con papeles de gran calidad. Si hacía falta trabajar noche y día, lo hacía. Y sin olvidarme jamás de mis tres hijos y mi marido, pero mi trabajo era muy importante para mí. Es un placer sin límites trabajar en el teatro», ha dicho.

Sin embargo, ella, que siempre fue actriz de raza y polifacética, reconoce que jamás tuvo problemas sobre los escenarios por su condición de mujer: «Siempre hemos tenido un camino más difícil que recorrer», recuerda «pero creo que me veían tan fuerte que no se atrevieron nunca a decirme nada».

Aprendió a sortear también los golpes de la censura. «La censura tenía poco trabajo con nosotros, trabajamos siempre los textos con naturalidad y estábamos muy pendientes de no molestar, así era más agradable para los dos lados».

Su primera obra fue «El malentendido» de Albert Camus, dirigida por Adolfo Marsillach; desde entonces no pararon de trabajar en la producción de obras de artistas como Sartre, Ana Diosdado, William Shakespeare o Edward Albee, lo que le valió al clan Guillén-Cuervo el apodo cariñoso de «los Burton españoles».

Figura pionera del teatro español, Gemma Cuervo ha trabajado a lo largo de más de 60 años de carrera en más de un centenar de obras de teatro, una treintena de series de televisión y más de 60 películas.

«Ha sido una bendición trabajar con los mejores actores de una generación, sobre todo porque no había que tirar de ellos, sabían lo que hacían», se confiesa agradecida.

«Los actores somos un espécimen raro pero adorable, damos la vida por nuestra profesión, por ser queridos, atendidos y cuidados. Vivimos para estar en el escenario y éramos profesionales y amantes de nuestra profesión por encima de todo. Es maravilloso y casi nunca me he atrevido a rechazar un papel porque es una bendición del cielo que se acuerden de ti».

Entre sus obras destacan: «Los siete infantes de Lara» y «El castigo sin venganza» de Lope de Vega; «Águila de blasón» de Valle-Inclán; «Los hijos de Kennedy», de Robert Patric; «Bodas de sangre», de Federico García Lorca o «La Celestina» de Fernando de Rojas, etc.

El calor del público sobre las tablas es lo que más le reconforta. «Actuar supone una ruptura con la vida cotidiana. Es maravilloso despertarse y saber que voy a ver al público, sin ellos no hay fuerza en el escenario… ese público que notas que te quiere y que está a favor de tu obra, por muy difíciles que sean”.