La escritora y periodista Lucía Lijtmaer posó en Palma. | Teresa Ayuga

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La conocida periodista y escritora Lucía Lijtmaer (Buenos Aires, 1977) imparte estos días en CaixaForum (Palma) el ciclo de conferencias Destellos y reversos en el mito del ?American Dream?. El programa, que ya se ha llevado a cabo en Madrid y Barcelona, arrancó ayer en este espacio de Ciutat, donde concluirá mañana. En Palma, la autora de títulos como Ofendiditos (Anagrama, 2019) o Yo también soy una chica lista (Destino, 2017) y cocreadora junto a Isa Calderón del exitoso podcast Deforme Semanal Ideal Total, revisa el sueño americano, desde sus fundamentos de la mano de intelectuales como Ralph W. Emerson y Walt Whitman; pasando por la idea del otro, del outsider, y las subculturas hasta la irrupción de los movimientos LGTBI y la deconstrucción del género.

«Primero abordaremos las bases sobre las que se asenta el sueño ameicano, fundamentado en la idea del capitalismo y que tanto vemos en las películas con esa idea de viaje, de road movie, para después llegar a su deconstrucción», apunta Lijtmaer.

Sobre el interés en torno al sueño americano, la periodista afirma que «estamos muy mediatizadas por esta idea, porque llevamos consumiendo cultura estadounidense desde la infancia y es muy reconocible. Somos capaces de identificarla, aunque tal vez no tenemos tan claro su origen, su base teológica y filosófica del siglo XIX». «En este ciclo uso muchos ejemplos de ello, como la concepción de prosperidad; el pensamiento de que tienes derecho a todo lo que quieras, de que eres una persona especial que puede llegar lo lejos que quiera, esa meritocracia tan presente en la cultura popular y que resume muy bien el eslogan de L?Oréal ?porque yo lo valgo?. Porque te mereces el coche, la casa, el trabajo... el sueño americano concibe la idea del hombre hecho a sí mismo, que viniendo de la nada lo logra todo», detalla.

Por otra parte, desde que empezara este ciclo el pasado mes de octubre, la sociedad estadounidense y también la nuestra ha vivido muchos cambios: la victoria electoral de Biden, las elecciones de Madrid de hace apenas una semana o el recién estrenado fin del estado de alarma en nuestro país. «El discurso del programa es el mismo, aunque sí que introduzco alguna reflexión respecto a lo que hemos vivido en los últimos años. Trump es el ejemplo perfecto, con su Make America Great Again, un emblema particular que parece inclusivo, aunque sabemos que no lo es, pero se basa en una idea de nacionalismo que antes no estaba tan incorporado en Estados Unidos», señala. «De hecho, hace una semana vi Nomadland y pude incluir en Barcelona la reflexión de si el sueño americano está roto o no».

Madrid
En cuanto a lo que estamos viviendo en España y, especialmente en Madrid, sobre si incluso podríamos hablar de un «sueño madrileño», la autora recuerda un artículo de Najat el Hachmi en el que opinaba sobre la identidad y advierte que «Ayuso está generando la idea de un nacionalismo madrileño que no existía, pues siempre se ha dicho que es un lugar de acogida en el que no importa de donde vengas. Creo que eso no tiene tanto que ver con la identidad sino con el uso de la palabra libertad de manera muy abierta, lo que tiene mucho que ver con el sueño americano».

«La palabra América para un estadounidense significa muchas cosas, a veces contradictorias, pero lo que vivimos estos días en Madrid, eso del ?comunismo o libertad? es como una guerra fría, es muy sintomático de algo que no sabemos qué es. Creo que los medios hemos sido cómplices de ese planteamiento de que como individuo puedes hacer lo que quieras. Yo también me quiero ir de cañas, volver a una era prepandémica en la que teníamos todos los derechos, pero creo que eso no es excluyente del cuidado de la gente. Han muerto 80.000 personas y están muriendo y todavía van a morir más», alerta. «No creo que tampoco debamos culparnos porque es una situación sin precdentes, pero habría que tener en cuenta que quizás, al ser un hecho traumático de tal calibre, no podemos compararnos con la situación de hace un año. Sí creo que nuestros gobernantes deberían tener esa responsabilidad», insiste Lijtmaer, que está ultimando un nuevo libro, del que, avisa, «todavía no puedo decir nada».