Este Sant Jordi estuvo especialmente concurrido por la tarde. | M. À. Cañellas

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El Sant Jordi masivo e histórico que se celebró el pasado viernes 23 de abril ha propiciado un interesante debate sobre cómo tiene que ser el Dia del Llibre y cuáles tienen que ser los protagonistas de esta jornada festiva y cultural. Debido al contexto de incertidumbre y de crisis sanitaria, se acordó que en esta edición, de forma «excepcional», salieran a la calle solamente las librerías.

Sobre esta decisión, Marcos Augusto, director general de Difusió i Promoció Cultural del Ajuntament de Palma, explica a Ultima Hora que «el Gremi de Llibreters, motivado por las condiciones de este Sant Jordi, hizo la petición de que solamente salieran las librerías y desde el Ajuntament la encontramos razonable. Nos explicaron que había 28 librerías y que, solamente con estas, el trazado tradicional ya estaba lleno. Ese era un criterio y el otro era que no hubiera una parada enfrente de otra, que fuera un recorrido lineal».

Con todo, el pasado 23 de abril dos sellos estuvieron especialmente presentes: Moll y Dolmen. Ambas editoriales compartieron estand con librerías: Abacus, en el caso de la primera, y Univers del Còmic, de la segunda. Tomeu Canyelles, director literario de Nova Editorial Moll, apunta que «valoramos positivamente que el Ajuntament haya hablado en todo momento de las restricciones de este año como ‘medida excepcional’ y que en el futuro las editoriales puedan volver a salir a la calle, como se hace en todas partes, empezando por Barcelona». Y es que desde Moll, que ha tomado parte en el Dia del Llibre durante 72 años, insisten en que la presencia de los sellos en esta celebración «es importante para poner en valor la cadena de producción del libro: sin editores, que ponen toda su inversión y energías, no hay libros».

Por su parte, Vicente García, de Dolmen, subraya que «llevamos diez años saliendo en Sant Jordi; es una fecha clave para nosotros». Según cuenta, el 11 de marzo contactaron con el Gremi para participar en esta cita, pero cuatro días después la entidad les comunicó que «este año solamente saldrían las librerías, que si acaso hablara con el Ajuntament». «Me quedé muerto, quería saber quién era el brillante ideólogo de esta discriminación. Al poco tiempo, me llamó Marcos Augusto y me dijo que lo sentía, pero con tan poco tiempo de margen no se podía hacer nada debido al decreto ley de ocupación del espacio público. Menos mal que ya me veía venir algo así y ya tenía cerrado con Univers del Còmic que pudiéramos salir con ellos», detalla.

Sobre esta polémica, el Gremi –que está presidido por Àlex Volney, quien no quiso hacer declaraciones a este periódico– emitió un comunicado esta semana en el que afirmaba que «siguiendo las órdenes del Govern d’Interior del Ajuntament, solamente las librerías podían poner paradas para vender libros, que era lo que se había acordado. Lo que sucediera en cada expositor era responsabilidad de cada librería».

Gracià Sánchez, de El Gall y presidente de Editors de Balears Associats, opina que «todos aquellos vinculados con el mundo del libro deberían poder disfrutar y protagonizar Sant Jordi, que tiene que ser más inclusivo. Desde El Gall no hemos solicitado nunca salir como tal en Palma y hay muchas editoriales que tampoco por los motivos que sean, porque es un esfuerzo muy grande o prefieren centrarse en las actividades como las presentaciones o las firmas. Sin embargo, quiero al menos tener la opción de salir», añade. «Sobre este año, creo que Cort debería haber establecido las medidas necesarias para que pudieran salir los que quisieran. ¿Por qué podemos tener estands en los pueblos de la Isla o en Barcelona pero no en Palma? El Ajuntament, como administrador del espacio público, no lo ha hecho bien».

Maria Muntaner, de Lleonard Muntaner, precisamente señala que no ha solicitado tener un estand en Palma, pero sí hace seis años que está presente en Barcelona. «Que haya habido Dia del Llibre este año y que haya ido tan bien ya es un logro», remarca. «El Sant Jordi de Barcelona es un modelo que me gusta mucho porque, al salir las editoriales, puedes ofrecer tu fondo, libros que no son novedades y, por tanto, es probable que no ofrezcan las librerías en los estands. Entiendo que este año ha sido algo insólito, pero es verdad que de cara al futuro se podrían replantear otros modelos para que sea una fiesta de todos los que nos dedicamos a este sector», concluye la editora.