El director alemán Christian Zacharias. | Klaus Rudolph

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El decimoquinto concierto de la Orquestra Simfònica de les Illes Balears tiene lugar hoy, en el Trui Teatre, a las 19.30 horas y sus protagonistas musicales son Edward Elgar, Amadeus Mozart y Joseph Haydn. Todos ellos se dan cita en Palma a través de la batuta del director y solista de piano alemán, de origen indio, Christian Zacharias, que cuenta con una trayectoria casi interminable de interpretaciones, dirección de producciones así como grabaciones de importantes autores como Chopin, Schubert o Ravel, de quienes Zacharias es considerado un auténtico experto.

¿Qué supone viajar a Mallorca en la actualidad, con la situación epidémica?
— Es fantástico poder venir y ver que en España se mantienen los actos y eventos culturales como los conciertos clásicos. Se podría decir que aquí hay casi una vida normal, porque en mi país, Alemania, todo está parado y, además, lo primero que detienen es la música, pero la experiencia de aquí demuestra que no hay motivo para ello.

¿Qué puede adelantar de su concierto de esta noche con la Simfònica?
— Será un programa adaptado para una orquesta pequeña, ya que por las restricciones hemos tenido que reducir el número. En cualquier caso, aunque no se toqué como fue pensado, todas las piezas mantienen su espíritu original y, además, el trabajo de cuerdas da un resultado muy melancólico que es adecuado para esta época que vivimos.

Usted ha elaborado varias lecciones sobre por qué autores como Schubert suenan como suenan, ¿a qué se debe esto?
— Porque son preguntas que me hago a mí mismo. Me cuestiono qué les inspiraba o les hacía componer de esa manera. Son cosas difíciles de explicar, pero es un reto pensar en ellas y, además, hay músicos que llevan toda la vida tocando y les cuesta contestar a por qué Schubert suena como Schubert, por ejemplo.

Durante una gran parte de su carrera fue prolífico como solista, sin embargo considera la música como algo que se hace «en grupo», ¿a qué se debe ese cambio?
— Quería abrirme y explorar la posibilidad real de la comunicación sobre el escenario con los demás músicos. Al final todo se reduce a eso, a entender y hacer entender la idea de la música que tienen los intérpretes durante la actuación.

¿Qué le diría a los espectadores para animarles a asistir al concierto de este jueves?
— Que vengan porque la música es capaz de llegar profundamente a uno sin palabras. Podemos expresar ideas y mirarnos sin necesidad de hablar, y en un momento de COVID-19 como este, en el que no podemos ver a nuestros familiares ni tocarnos, poder ir a un concierto donde la música llega a nosotros es algo verdaderamente fantástico.