Alejandro Morellón es autor de la novela breve ‘Caballo sea la noche’ (Editorial Candaya). | ARCHIVO

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Se ha colado con todo el derecho en la lista de los 25 mejores escritores en español menores de 35 años elaborada por la mítica revista Granta. Entrar en este podium asegura una carrera literaria certera. Alejandro Morellón (Palma, 1985) no es la primera vez que recibe un gran reconocimiento. Fue el ganador del premio Hispanoamericano de Cuentos Gabriel García Márquez por su libro de relatos El estado natural de las cosas y es considerado uno de los diez mejores escritores españoles en la lista 10 de 30 de la Agencia Española de Cooperación y Desarrollo (AECID). Ahora recibe un nuevo impulso literario.

¿Qué supone entrar en la lista Granta?
— Estoy muy contento. Desde hacía un par de meses sabía que estaba seleccionado pero hasta el miércoles pasado no se dio a conocer la lista de seleccionados. Entrar en Granta supone más reconocimiento y que me lean en otros idiomas y países. Este libro se va a traducir al inglés y habrá traducción al italiano. Es una satisfacción verme auspiciado por una marca consolidada y por los miembros del comité de selección. Entre los seleccionados hay gente que admiro y aprecio.

En esa lista también esta su pareja, la escritora ecuatoriana Mónica Ojeda, considerada como una de las autoras más destacadas de la literatura latinoamericana actual.
— A ella le está yendo muy bien. Se lo merece. Su escritura es muy potente y está interesando mucho. Vivir con alguien que también escribe es muy fructífero y estimulante a la hora de comentarnos los proyectos, darnos impresiones y sugerencias. Toda relación sentimental desarrolla un vocabulario propio. En algún momento puede permear a nuestras literaturas y ver esas similitudes en la obra.

¿Qué características observa en esta nueva generación Granta?
— Me atrevería a decir que es una selección muy exploradora. Tanto en el estilo como en las formas de estructurar los relatos. Los seleccionadores han visto una literatura más periférica. Somos todos más excéntricos. Y eso se ha visto en las localizaciones de los escritores. Y eso es poderoso, que haya voces interseccionales, mestizaje musical e idiomático, que enriquece esta generación. Por eso la dispersión es necesaria. Por su sintetismo literario.

¿Se siente representante de la literatura de una generación o un lugar?
— No me siento inscrito en ninguna generación en concreto, aunque muchos pasamos por la Fundación Antonio Gala, que me ha hecho tener buenos amigos.

¿La lista le asegura poder vivir de la literatura?
— Supongo que al tener el respaldo de una marca como Granta se dará más visibilidad. Querámoslo o no, hacen su labor de mercadotecnia y a lo mejor más editoriales se interesen por mi trabajo. No puedo vivir de la literatura. Doy clases de literatura on line y voy ganando premios que me hacen la vida más llevadera. Siempre hay que buscar charlas y trabajos por aquí y por allá.

En la edición anterior de Granta aparecieron nombres como Andres Neuman y Andrés Barba, ahora consagrados.
— Los autores de Granta 2010 han tenido una trayectoria sólida. Es alentador para esta nueva generación.

¿En qué está trabajando ahora?
— Estoy con una novela en fase muy larvaria, ando dándole forma. Tiene que ver con un personaje obsesionado con los eclipses solares. Estoy borrando, escribiendo, borrando... Llevo medio año con ella y un 20 por ciento de la novela. Estoy explorando escribir con largo aliento. Mis trabajos hasta ahora han sido muy breves, novela corta y relatos.

¿Escribir supone borrar?
— No podría hacer lo que hago sin destruir. Crear es tirar, dijo un poeta francés. Tienes que desechar para darle forma a lo bueno. Me arrepiento de lo que hago, escribo y continua la pugna entre el yo y lo que escribo.

¿Piensa volver a Mallorca?
— No lo descarto. Me gusta mucho Madrid pero quien sabe si en unos años regresaré a la calma de la Isla.

¿Qué dicen de esto sus padres?
— Les ha hecho muy feliz la noticia. Creyeron en mí desde el principio. No me quitaron de la cabeza ser escritor por muy temerario que pareciera y han sido mis primeros lectores. Se lo debo todo.