Pedro Mas y Joana Castell, protagonista y autora del premiado montaje ‘Guaret’. | Pilar Pellicer

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La flamante ganadora del Premi Ciutat de Palma de Teatre se titula Guaret, que como el lector sabrá, significa barbecho. O lo que es lo mismo, una tierra de labranza que no se siembra durante un año o más para dejarla reposar. Parece una metáfora obvia sobre la situación de la cultura o del teatro en general, pero en realidad Guaret, cuya idea original parte de Pedro Mas quien interpreta las palabras escritas por Joana Castell, va mucho más allá. O más acá, ya que se trata de una obra personal, «íntima y cercana», como señala el dúo, que plantea muchas aristas y coordenadas en un mapa que, a priori, parece algo disperso, desde el homenaje al padre de Mas a la poesía de Damià Huguet o la búsqueda de la identidad y el intento de analizar la «mallorquinidad». Todo ello, y bastante más, podrá observarse en el Teatre Principal de Palma el fin de semana del 19 de marzo.

Ambos se muestran «sorprendidos» por haber obtenido el premio. Castell, de hecho, reconoce no «saber ni que Pedro se había presentado», por lo que la alegría fue doble, aunque el principal motivo de sorpresa es el formato mismo de la obra. Mas destaca que es «un tipo de función muy cercana que interpela constantemente al espectador», algo que hoy en día suena casi a utopía. «Ahora no podemos representarla como está pensada, pero será otra experiencia más», detallan con la vista puesta en el Principal.

El actor principal explica que todo surgió de cómo él mismo se sintió «maravillado por la poesía de Damià Huguet», cuyo trabajo cree «poco conocido», y que comenzó a devorar con ansias. Fue entonces «cuando me di cuenta de que no entendía muchas de las palabras que leía a pesar de ser mallorquín. Lo que me hizo preguntarme cómo era posible que siendo de aquí no conociera esos significados», relata Mas.

Castell recoge el guante de esta fuente de inspiración y detalla que «a partir de ella, y de todo lo que Pedro quería que introdujera, desde ciencia hasta el turismo, comencé a escribir con un formato muy documentalista». En este sentido, la dramaturga explica que «la familia Huguet ha cedido vídeos familiares» que se unen a otros en los que aparece «el propio hijo de Damià, Biel». De manera que se mantiene un formato «realista».

Homenaje

Por su parte, Mas añade que en la relación que aparece entre Huguet hijo y Huguet padre se ve «reflejado yo y mi relación con mi padre, que murió en 2014, y que era mi fuente de todo lo mallorquín al ser mi madre castellana». Ese es el motivo, según explica, de que «se visibilice una realidad de las Islas, que son los mestizos y cómo de mallorquines se sienten» o cómo de mallorquines les hacen sentir los demás. Se reflexiona, así, sobre la mallorquinidad, al tiempo que se rinde homenaje al padre de Mas desde una constelación totalmente «particular para llegar a algo universal», una circunstancia que Castell reconoce «que está en toda obra» y que Mas celebra que llega «hasta el público, que a veces se me acerca tras la función a decirme que van a decirles a sus padres lo que no habían dicho hasta ahora, o lo que yo ya no puedo decirle al mío», explica Mas.

Ante las nuevas funciones en el horizonte, como la del Principal, reconocen que será «diferente» por varias razones. Por un lado, deben adaptarse «al espacio, ya que es una obra sin cuarta pared, hasta con un punto de metateatro, pero que ahora hay que limitar», y, por otro, a «las mascarillas», teniendo que acostumbrarse a «no ver la expresión del público y buscar en sus ojos si está gustando, están atentos o si se están durmiendo», reconocen entre risas. En cualquier caso, «por lo que hemos percibido hasta ahora, la gente está atenta y les llega lo que hacemos en el escenario».