La creadora madrileña Paula Anta, posando en su estudio en Carabanchel. | José Sevilla

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La artista Paula Anta (Madrid, 1971) se ha alzado con el Premi Mallorca de Fotograia Contemporània 2020 del Consell de Mallorca con el proyecto Khamekaye, sobre los hitos de orientación que jalonan la costa de Senegal. La fotógrafa, que visita la Isla todos los veranos, trabajó en el pasado con Ferran Cano y Mercedes Estarellas, y está estrechamente relacionada con el exgalerista y artista Tomeu Simonet. El galardón conlleva una exposición en 2021 en el Centre Cultural Sa Nostra de Palma.

¿Qué significa para usted recibir este galardón?

—Me siento agradecida, ya que en los últimos años han ido desapareciendo los concursos importantes. Lo bueno del premio del Consell, no es solo la dotación económica, sino la producción de un proyecto en forma de exposición en el Centre Cultural Sa Nostra. Este reconocimiento es un empujón, una motivación para evolucionar y seguir trabajando al máximo.

Al certamen optaron 83 propuestas de artistas de varios países. ¿Se esperaba el galardón?

—Llevo presentándome a concursos desde hace años y, al principio, siempre piensas que vas a ganar; después te das cuenta de que hay muchos factores que influyen. La intención es ganarlo y sé que se han presentado propuestas muy buenas, de mucha calidad. Al final, decide el jurado.

El jurado compuesto por el galerista Xavier Fiol, el comisario de arte Fernando Gómez de la Cuesta y la fotógrafa María José Mulet destacaron la poética y los conceptos trascendentales de su propuesta.

—Es gente que sabe mucho de fotografía y que tiene un criterio. Conocen el entorno de la fotografía española y me siento muy honrada de que hayan elegido mi trabajo.

¿Qué pretendía con Khamekaye?

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—Plantea muchas cosas y a distintos niveles. No es una cuestión de belleza porque los khamekaye (hitos) son unas estructuras raras e informes, de hasta tres metros de altura, elaboradas con basura, que poco a poco van cogiendo forma. Es un diálogo entre el objeto y el espacio. También es muy importante la luz que aparece en las fotos. No podía elegir el momento del día para hacerlas porque dependía de las mareas.

¿Cómo resultó su experiencia en el certamen isleño?

—Me he sentido muy bien acogida. Los organizadores son personas que saben de qué va el premio de fotografía y por eso me dieron todas las facilidades. Estoy muy agradecida a Xisco Bonnín, uno de los que me guiaron y que, como fotógrafo, cuenta con una obra muy interesante. El galardón también es precioso, una figura de cerámica elaborada con un material típico de Mallorca.

¿Cuál es su relación con Mallorca?

—Tengo muy buenos amigos como Tomeu Simonet con el que estuve a punto de realizar una residencia en Addaya de Alaró. Hace años, con el colectivo Diz, expusimos en durante el certamen PalmaPhoto, en la galería SKL de Mercedes Estarellas. La Isla me encanta y la visito cada verano. Ahora me he quedado con las ganas de ver la exposición de Simonet en Valldemossa. Quién no se iba a relacionar con Mallorca si es una Isla maravillosa.

En unos meses protagonizará su primera exposición individual en el Espacio Tabacalera.

—No hay fecha concreta; se ha aplazado varias veces. En el sector artístico nos estamos llevando una decepción tremenda con el Gobierno porque ha eliminado el área de Promoción del Arte Contemporáneo, la encargada de gestionar el Espacio Tabacalera, entre otros. Nos hemos quedado sin el organismo que fomenta los proyectos de arte actuales. En el confinamiento, el Ministerio realizó modificaciones y Promoción del Arte pasó a Patrimonio. Sigue gestionando proyectos, pero los presupuestos son más bajos, y las fechas, unos enigmas.

La situación de los artistas tras el confinamiento y en época de Ertes no debe ser la mejor.

—Es un sector que ya estaba en una precariedad prácticamente insostenible y que ahora ha tocado fondo. Sin embargo, detecto un gran esfuerzo por parte de artistas y galeristas, lo que no deja de asombrarme. Se siguen haciendo cosas, pero no sé cuánto durará, porque la gente tiene que comer. Las estructuras cada vez se van debilitando más y más hasta que la gente cae.