El músico norteamericano Greg Hetson posa para esta entrevista en el hotel Jaime III. | Teresa Ayuga

TW
2

El festival ContrastMallorca, que se celebrará los días 23 y 25 de diciembre, regala a Palma la visita de uno de esos músicos con una carrera tan larga que sería capaz de empapelar la Seu. Se trata de Greg Hetson, mítico guitarrista de bandas hardcore punk como Circle Jerks, la cual fundó, o la conocidísima Bad Religion, de la que formó parte durante 29 años. Hetson pasa estos días en la Isla y se convierte, así, en uno de los primeros artistas americanos en pisar suelo mallorquín para una actuación desde el inicio de la pandemia. El día 25 regalará una actuación junto a la Greg Hetson’s Jukebox, formada con músicos locales, en el Teatre Xesc Forteza y charlará sobre el filme American Hardcore, que relata el origen del hardcore y el punk.

¿Ha sido difícil llegar a Mallorca?

—Estoy sorprendido de estar aquí (risas). Tuve que pasar un test de coronavirus y obtener un permiso especial del Gobierno. No creo que venga nadie más de EEUU por ahora, lo cual lo hace muy especial. Además es muy loco, porque de todos están dejando entrar a los músicos punk, cuando hace 40 años hubieran dicho que de ninguna manera.

¿Cómo se les veía en sus inicios?

—Éramos los raros y apestados. Nos miraban como si fuéramos ilegales por tocar algo diferente. Tenía algo de peligro y a veces lo era porque no nos dejaban tocar en ningún lado, acabábamos en antros y la policía llegaba en redadas y golpeaba a los chavales. Era un tiempo muy salvaje.

Bad Religion, sin embargo, fue de las primeras bandas mainstream del hardcore, ¿cómo se relacionan ambas cosas?

—En esa música todo va muy rápido, pero la letra y la armonía están muy orientadas al pop. Al fin y al cabo, siempre ha habido ese elemento de toque melódico porque los chavales empezaron tocando rock, pero más rápido.

¿Cómo describiría los orígenes del hardcore-punk?

—A finales de los 70 muchos jóvenes de barrios de las afueras se metían en el punk. Venían del skate y necesitaban música acorde a cuando se volvían locos sobre la tabla. Todos se congregaban en una zona llamada The Church. Ahí conocí a Keith Morris, con quien fundé Circle Jerks.

Hablando de Circle Jerks, ¿cómo describe la relación de un músico con su banda?

—Eso depende de la banda (risas). Es como tener novia, pero con varias personas a la vez. Tienes que hacer que todo funcione y puede ser difícil porque acabáis odiándoos y luego, al cabo de los años, es como si no hubiera pasado nada. En el caso de Bad Religion, yo era amigo antes de entrar, pero hubo cambios y acabó como un ambiente de trabajo. Aun así seguía siendo muy divertido.

¿Qué es el Hetson Leap?

—Básicamente no me sentía muy cómodo tocando hasta los 40, y menos en público. Creo que es algo de la mente del artista, que nos infravaloramos. En el escenario te olvidas de todo, pero luego te preguntas si has estado bien. Hubo un día que estaba cabreado por algo, me dejó una novia o algo así, y empecé a saltar por todas partes mientras tocaba. Al resto de la banda le encantó y me dijeron que lo hiciera más (risas).

¿Cuál fue su inicio en la música?

—En mi casa siempre había música. Mis padres no tocaban nada, pero me dijeron: si vas a ser una persona de provecho debes aprender a tocar un instrumento. Y un día, en el coche de mi padre, escuché una canción de Creedence que me gustó y dije: quiero hacer ese ruido. Resultó que era la guitarra y mi padre me compró una.

¿Cuál es la importancia del documental American Hardcore?

—Muestra los primeros días del punk y registra ese salto entre los 80 y los 90 cuando todo evolucionaba muy rápido. Tiene una importancia histórica para todas esas bandas y para el estilo.

¿Es importante mantener festivales como el ContrastMallorca?

—No importa lo que ocurra en el mundo, la música es importante y debe seguir como sea. Tener la oportunidad de estar rodeado de gente, aunque no puedas estar muy cerca y lleves mascarilla, es importante para la salud mental, física y espiritual. Es importante seguir conectados con otros seres humanos.