Los autores Sebastià Portell y Gonzalo Hermo, posando con la novela que edita Lleonard Muntaner.

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«Necesitaba traducirlo, necesitaba leerlo y entenderlo, llegar al fondo como lo había conseguido con sus poemarios». Así justifica Sebastià Portell (ses Salines, 1992) el porqué acaba de firmar lo que será la primera de muchas traducciones. Se trata de L’enterrament, el debut en narrativa del poeta gallego Gonzalo Hermo (Rianxo 1987), que acaba de publicar Lleonard Muntaner y que se presentará este domingo a las 13.00 horas en el patio de La Misericòrdia de Palma, dentro de la Setmana del Llibre en Català. El libro cuenta con un epílogo de Sebastià Perelló, a quien ambos, aseguran, admiran.

«En noviembre de 2019 salió Diario de un enterro y pensé que sería difícil, pero tenía unas ganas locas de leerlo. Así que, sin haber estudiado gallego, me puse a ello. No lo entendía del todo y quería llegar a lo más hondo, como con su poesía. Me dije a mí mismo que si nadie podía hacerlo por mí, ya lo haría yo mismo», cuenta Portell. «Así que, a principios de enero, quedé con Gonzalo y me presenté con la traducción, sin que él supiera que la estaba traduciendo, pero se alegró mucho», añade. Por su parte, Hermo, que reside en Barcelona desde hace tres años, recuerda que «me dijo que tenía un regalo y bien que lo fue. Había pensado en él para traducir la novela porque me gustó El dia que va morir David Bowie y creo que ambas tienen dinámicas parecidas y conectan muy bien y eso era lo más importante para mí». De todos modos, detallan, ambos trabajaron en la revisión del trabajo de Portell, que según Hermo era «muy bueno», pues «Sebastià supo recoger el estilo, que es muy prosaico, con un punto coloquial y de humor y ha conseguido que suene muy bien en catalán». En este sentido, Portell reconoce que «tenía el síndrome del impostor, pensaba que quién soy yo para traducir un libro del gallego sin haberlo estudiado y fue un reto también por el estilo y el lenguaje, lleno de tensiones y sutilezas, lo que denota que es Gonzalo es poeta y yo tenía miedo de perder esos matices. Asimismo, quería que el lector no tuviera la sensación constante de que está ante un texto traducido».

Culturas

Ambos autores destacan la importancia de que sea un sello mallorquín, Lleonard Muntaner, el que haya editado la novela en catalán, pues las culturas mallorquina y gallega tienen, aseguran, muchos puntos en común. «L’enterrament trata de ritos, de los orígenes, de una familia en una sociedad cerrada en sí misma como Galicia. Puede que Mallorca no sea cerrada, pero sí está aislada por necessidad y creo que en el espíritu de la novela conecta con la insularidad. Galicia es como una isla sin serlo. Además, que sea Lleonard Muntaner quien la edite es alucinante y que lo haga en la colección Artificum, para mí la estrella del sello junto con La fosca, es un honor», apunta Portell.

«Tengo la impresión de que la novela se entenderá mejor en Mallorca que en Barcelona, porque en Mallorca hay una conciencia del campo, de la ruralidad, que está mas viva que en algunas zonas de Catalunya. El contraste entre ciudad y campo, las dinámicas que se conservan en los pueblos, son cuestiones que comparten ambas culturas», señala Hermo.

En estos momentos, Portell está trabajando en dos nuevas traducciones: un poemario en gallego y un libro de cuentos en inglés. Además, ha retomado lo que será su tercera novela que, avanza, será «tradicional y, por tanto, muy diferente a las anteriores, que son más experimentales». Sus referentes, destaca, son Mercè Rodoreda y Llorenç Villalonga y también reivindica a Maria Antònia Salvà, de quien lamenta que «acabará el Any Salvà sin que se haya reeditado ninguna obra suya. Es una vergüenza institucional que solamente se dediquen a hablar maravillas de su obra pero no recuperen ninguna. Así la gente no podrá leerla. Es una anomalía y me sorprende que no se hable de ello».

Sobre si se atrevería con la poesía, el único género que le queda por cultivar, admite que «siempre está allí, porque es el género que más quiero, tanto que no me atrevo a tocarlo. Le tengo demasiado respeto».