Eva Martín. | M. À. Cañellas

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Las actrices Eva Martín y Mariona Pagès son madre e hija, respectivamente, en la película Pan de limón con semillas de amapola. La primera comentó que tiene familia en Palma, aunque es la primera vez que rueda en Valldemossa; mientras que la segunda reconoció que estaba «encantada» de conocer este «precioso pueblo».

Sobre la filmación en estas condiciones tan restrictivas, Pagès reconoció que «hay que estar más atento e ir con más cuidado, ponerte la mascarilla enseguida después de rodar una escena». Por su parte, Eva Martín, que ya ha terminado el rodaje de la segunda temporada de Merlí: Sapere aude de Movistar+, detalló que «todo el equipo es muy consciente que es algo de todos y estamos haciendo un esfuerzo inmenso para seguir con un proceso que ya de por sí es complicado». «Hay que ser más prudente y pendiente de todo, pues un positivo podría cambiar todos los planes de rodaje», añadió.

En cuanto a los personajes que interpretan, Pagès explicó que «Anita es una chica muy complicada que está enfadada con todo su entorno y que se siente como ahogada en la Isla». A pesar de que considera que Anita es muy diferente a su carácter, Pagès confiesa que «cada vez me he dado cuenta de que tenemos más cosas en común de lo que creía en un principio». Ana, la madre de Anita en la cinta y que interpreta Martín, es una mujer «sometida a su marido y que no se atreve a romper con lo preestablecido, que no se ha atrevido a salir de la Isla y que no ha llegado a descubrir su propio valor; es una mujer muy esclava de los mandatos familiares».

Palma 12.
Mariona Pagès.

‘Final feliz’

A pesar de toda esta suerte de hostilidad y frustraciones, Martín afirma que, para ella, hay una especie de ‘final feliz’ aunque se trate de un melodrama. «Creo que cuando hay un descubrimiento y éste se produzca en un momento duro y haya dolor, al final hay un encuentro y eso es lo positivo. En la vida hay grandes transformaciones, muchas de las cuales desgraciadamente atraviesan el dolor o sufrimiento, lo que sirve de despertador», expresó.

Preguntada por si el coronavirus podría ser ese despertador, Martín así lo aseguró, pues «nos enseña a valorar lo importante y dejar a un lado todo lo secundario. Esto pasa cuando hay una amenaza tan peligrosa como la muerte y el coronavirus es un recordatorio constante de que estamos aquí un rato, de paso».