El cineasta Natxo Leuza, en una imagen cedida por el propio director.

TW
4

A mediados de los 80, Barricada trazó una parábola ascendente que les catapultó de los sótanos mohosos a la radio fórmula –y de ahí a los discos de platino– sin perder un ápice de la mugre que engrasaba su discurso. Nutrido de rock urbano, ramalazos punk y una lírica exenta de florituras, que conectaba con la calle casi sin proponérselo. Natxo Leuza desvela en su documental El Drogas –que presentará este jueves en el Teatre de Manacor a las 19.00 horas, en un acto organizado por 39 Escalons– la vida de uno de los artistas más socialmente comprometidos: Enrique Villarreal ‘El Drogas’, vocalista del conjunto navarro. Un tipo sin pelos en la lengua, experto en armar debates con su desprejuiciado punto de vista. Su última perla: «Mi España es la de los sanitarios y no la que se envuelve en la bandera de los cojones». Ultima Hora habla con el cineasta, que presentó su obra hace apenas unas semanas en el Festival de San Sebastián.

¿Cómo se fraguó el documental?
— Quería crear un documental sobre una figura que aún no lo tenía y me parecía injusto. Su influencia y grandeza en el aspecto musical de los últimos cuarenta años le hacen digno de ello.

El Drogas no es una de esas cintas solo aptas para fans, ¿qué alicientes encontrará quien ignore la trayectoria del personaje?
— Descubrirá a una persona capaz de llenar estadios, que también es padre de familia y abuelo, un tipo vinculado a sus raíces, a su barrio, que, como él mismo suele decir, es su patria.

¿Por qué eligió a un personaje como El Drogas?
— Soy de Iruña y había trabajado anteriormente con él, coincidiendo con el 25 aniversario de Barricada. Es alguien a quien siempre tuve dentro, aunque no soy super fan de Barricada, pero me atraían su imagen, voz y forma de expresarse. Siempre me ha parecido un personaje apetecible para contar una historia.

¿Le costó embarcar a Enrique en el documental?
— Fuimos a proponérselo pensando que nos iba a decir que no, estuvimos toda la mañana hablando y le vimos predispuesto. Creo que se enroló porque ese día le pillamos de buenas, otro día igual no hubiésemos tenido tanta suerte. Él acababa de superar un bache muy grande tras la patada a Barricada, había olvidado los momentos duros del final y estaba abierto a nuevos proyectos.

¿Cree que a sus sesenta y un años mantiene el aliento contestatario que le hizo mover masas?
— Como él dice tiene la cresta más levantada que nunca. En las entrevistas habla de lo que encuentra injusto, siempre con un tono tranquilo, pero en sus palabras se esconden puñales.

En el documental se liga la procedencia del protagonista con el espíritu insumiso que más tarde impulsaría su carrera, ¿hasta qué punto marca criarse en un barrio conflictivo como Txantrea (Pamplona)?
— Lo marca todo, como te he dicho antes su barrio es su patria. Le retraté en su hogar y desde allí seguí la transformación paralela que sufrieron su barrio, España y el propio personaje.

¿Qué le impulsó a entregarle la batuta de la narración a Enrique? (su voz en off se encarga de guiar al espectador a través del documental)
— Enrique quería hablar desde el presente al futuro, pero yo le dije que para entender su presente antes había que entender su pasado. Las tomas del presente son más reposadas, y en la otra línea temporal podemos ver tomas del pasado mucho más rápidas, acordes al modo en el que discurrió aquella época para él.

El suyo no es el clásico documental ‘quitamanchas’ que asea la imagen de una estrella, aquí no se ponen vendas a los episodios más oscuros...
— Enrique no quería un documental que le diera palmadas en la espalda. Se habla de adicciones y las dificultades de ser una rock star. Esto contrasta de una forma interesante con las declaraciones de gente que habla maravillas de él.

¿En las distancias cortas, El Drogas y Enrique Villarreal son la misma persona?
— Yo creo que sí. Una de las primeras ideas fue diferenciar el personaje de la persona, pero me dí cuenta que son lo mismo en todo momento, eso lo convierte en un personaje único.

¿Qué aspectos de su personalidad le sorprendieron más?
— Su humildad. Si está donde está es por su enorme capacidad de trabajo, él se pone sus propios retos, no sufre influencias de nadie.

¿Tiene nuevos proyectos en cartera?
— El siguiente no tiene nada que ver con la música. Quiero ir a Lagos (Nigeria) para investigar sobre el Apartheid climático, una consecuencia del cambio climático que, como siempre, sufre la gente más pobre.