Visitantes, en la galeria Horrach Moyà. | Nacho Jiménez

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Cuando uno se imagina una velada como la de la Nit de l’Art espera lo siguiente: calles abarrotadas de gente, galerías llenas hasta la bandera, al igual que las terrazas. La de este miércoles, en su 24 edición, la más «atípica» y «rara», se asemejaba más «a las primeras ediciones de la Nit, a la que venían cinco personas y ya estábamos contentos», como si de un viaje en el tiempo se tratara, en palabras de Frederic Pinya, presidente de la asociación Art Palma –organizadora del evento–. La crisis del coronavirus les ha obligado a «reformular» la gran fiesta del arte contemporáneo de Palma, una de las más importantes del año, con un horario diurno, escaso público y un ritmo de visitas «tranquilo». No faltaron, como manda la normativa, ni las mascarillas ni el gel hidroalcohólico por doquier.

La mañana empezó tranquila entre los asistentes a esta Nit de l’Art atípica que optaron por recorrer la programación oficial en una de las novedades de la edición: las visitas dialogadas, a cargo de expertos, que citaron a un total de 39 personas.

De esta forma, grupos de entre una y ocho personas fueron contemplando las propuestas de las galerías participantes: Aba Art, la galería Fran Reus, Horrach Moyà (de la calle Catalunya), Kewenig, el Centre Cultural Contemporani Pelaires, Pep Llabrés, Xavier Fiol y 6A Galeria d’Art, así como los espacios institucionales y privados como Es Baluard Museu d’Art Contemporani, el Centre de Cultura Sa Nostra, el Casal Solleric o CaixaForum, entre otros. En estos escaparates se pudo ver la obra de creadores locales, nacionales e internacionales como Jaime Sicilia, Carsten Fock, Jakon Stein o Leiko Ikemura, entre muchos otros, con la pintura como expresión predominante,

«Una pena, no han venido apenas personas», lamentó el galerista Xavier Fiol, quien sostuvo: «Me he planteado disfrutar de las obras del artista, que no ha podido venir, y espero que la gente que acuda a las visitas esté realmente interesado en el arte, el público que venga hoy [por ayer] habrá superado muchas barreras, también la del coronavirus». En su espacio, ubicado en la siempre concurrida Sant Jaume durante la celebración de una Nit de l’Art ‘normal’, se exhiben los trabajos de Nicoló Baraggioli. Cerca de allí, en la Pep Llabrés, la obra de Cristina Toledo fue la protagonista. «Es una Nit rara, es lo que esperábamos y sabíamos», agregó también Llabrés en la misma dirección.

Algo más de asistencia se apreció en la Horrach Moyà, con uno de sus clásicos, Zona Girbent, con la presencia del creador solleric, que pudo charlar con los visitantes a la galería; también en la Fran Reus, en el Passeig Mallorca con obra de Reme Silvestre y Arno Beck, cargada de dosis de color, crítica y mucho humor. Sobre este nuevo formato de la Nit, de día, Reus remarcó que «lo más importante es que seguimos confiando, todavía en este contexto, en la Nit; nos gusta la verbena, pero esto es lo que tenemos ahora». A escasos cincuenta metros, Es Baluard ofrecía una estampa más animada.

También hubo espacio para las propuestas Off, como la que organizó la Conselleria de Cultura del Govern en el Arxiu del Regne, la colectiva Baleàrics Músics, que fue inaugurada por la presidenta del Govern, Francina Armengol; la consellera del ramo, Pilar Costa, la delegada de Cultura, Catalina Solivellas, y el director del Institut d’Estudis Baleàrics, Mateu Malondra. Todos ellos, con la excepción de Armengol, se trasladaron después a Pelaires.

La Nit de l’Art no termina aquí, la ‘fiesta’ continúa hasta este sábado, eso sí, más tranquila e íntima que en años anteriores. El virus no ha podido con el arte contemporáneo.