Cartel promocional.

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La compañía Souvenir d’espectacles ha empezado estos días los últimos ensayos de Souvenir, una propuesta de creación colectiva sobre la Mallorca turística y corrupta que se estrenará el próximo 4 de octubre en el Auditori de Peguera.

La obra, dirigida por Joan Fullana, es una coproducción del Teatre Principal de Palma y estará protagonizada por Bel Albertí, Biel Morro, Vicente Villó y Mar Fiol. Completa el equipo el dramaturgo Miquel Mas Fiol, quien ha escrito la mayoría de los textos del espectáculo junto a Fullana. «Quien venga a ver Souvenir encontrará un retrato mordaz y crítico sobre nuestro destructivo modelo económico y como este condiciona nuestra forma de ser», afirman desde el equipo.

Souvenir es un montaje de nuevos lenguajes que se respalda sobre tres líneas temáticas: el turismo, la corrupción y la identidad. Así, durante el montaje, subirán a escena más de treinta escenas que conforman una panorámica de la Mallorca que se esconde detrás de las guías turísticas. De esta forma, personajes como Maria Antònia Munar, las kellys, los turistas de Magaluf o Jaume I el Conqueridor aparecerán para dar forma a un espectáculo collage que reflexiona sobre la toxicidad de nuestro modelo económico y como este condiciona nuestra vida. La pieza se estrenará el 4 de octubre en el Auditori de Paguera coincidiendo con el final de la residencia que llevaran a cabo en ese mismo espacio. «Desde que empezamos los ensayos, hemos recibido el apoyo del Auditori de Santa Maria, el Teatre del Mar y los teatros municipales de Calvià gracias a las residencias técnicas y artísticas» comenta Vicente Villó, uno de los actores que conforman el elenco.

Des de la compañía afirman que Souvenir será un montaje crítico, experimental y mordaz, y aseguran que la gente que venga a la función reconocerá muchos momentos del espectáculo y saldrá con ganas de seguir reflexionando en torno a una misma pregunta: ¿vivimos o malvivimos del turismo?

Por su parte, Miquel Mas Fiol advierte que «los textos tienen una función clara, que es dar una lectura más a las postales, apostando por narrar historias y vivencias que conecten con el espectador, pero desde una cierta distancia textual». «Quería conseguir una frialdad para que la gente se dé cuenta que nos resignamos a este sistema caduco y en quiebra», concluye.