Los dos estands mallorquines, uno con la Fundació Mallorca Literària y el otro con Adia Edicions.

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El editor y escritor Pau Vadell no acababa de explicarse lo que estaba sucediendo este viernes en la Setmana del Llibre en Català, de Barcelona: «Hay unas colas larguísimas de gente para entrar en el recinto, porque el aforo se ha limitado a un millar de personas, y la gente compra más, a pesar de las múltiples restricciones, como las de las sesiones de firmas de los autores o la reducción de actividades». En ese contexto, son numerosas las novedades baleares en el evento, inicio de la temporada editorial.

En esta 38 edición, que abrió las puertas el miércoles y las cerrará mañana, la feria se ha trasladado de la plaza de la Catedral al Moll de la Fusta, junto al mar. Eso hace que haya menos gente de paso. La actividad balear se concentra en el estand de la Fundació Mallorca Literària, que ha cogido el relevo del Institut d’Estudis Baleàrics (IEB) y en el de la mallorquina Adia Edicions, compartido con otras tres editoriales catalanas. El sorteo de casetas hizo que los dos estands quedaran emplazados uno al lado del otro.

Maria Muntaner, responsable de Lleonard Muntaner Editor, indicó el interés en la Setmana por El desert malva de Nicole Brossard y por Stefan Zweig i els suïcidis d’Europa de Antoni Martí Monterde, y confirmó que «en principio, debíamos repetir la misma fórmula de años anteriores, con los editores baleares bajo el paraguas institucional del IEB, pero sus servicios jurídicos lo descartaron dos días antes de confirmar la asistencia, y el estand pasó a ser encabezado por la Fundació Mallorca Literària». La directora de la fundación, Carme Castells, afirmó que «era importante apoyar a los editores porque la Setmana es un punto estratégico y este año habría sido el peor de los momentos para no estar». Sebastià Bennasar, que colabora en las tareas de venta del estand balear, comentó ayer que «hay gente del sector del libro que nos pregunta sobre la ausencia del IEB». El escritor, que firmaba ejemplares de Miquel Montoro. El símbol d’una revolució vital?’ (Pagès), señaló que «la Diada suele ser un día flojo para la Setmana, pero todo es diferente en esta edición, hay mucha gente que se acerca para comprar libros, y es sorprendente la cantidad de gente joven que compra más de un libro». «Hemos vendido bastantes libros de temática xueta y destacan Cartes a Milena (Quid Pro Quo) de Kafka y Mentre mastegues la matèria (El Gall) de Elm Puig, Premi Pollença 2019», apuntó Bennasar. Por el estand balear, pasó ayer el presidente del Parlament de Catalunya, Roger Torrent, quien se mostró preocupado por la situación de la pandemia en Palma. Fue obsequiado con un ejemplar de Escrit a casa. Relats del confinament a Mallorca, libro en el que han colaborado 12 escritores, 12 ilustradores y 12 actores (en la locución de una serie de videos).

Otra novedad es Calendari Folklòric de Rafel Ginard (Mallorca Literària y Saïm Ed.), con ilustraciones de Toni Galmés. «Acaba de salir de la imprenta y es el primero de cuatro tomos de la colección», explicó Pau Vadell. El editor de Adia recordó el bloqueo de algunos libros. «El poemario Mal pas de Miquel Bezares salió dos días antes del confinamiento, una situación parecida a Quan el cel embogeix, de Antoni Vidal Ferrando», declaró Vadell, quien aseguró que «intentaremos dar vida a estos libros en otoño, Mal pas será presentado el 24 de septiembre, en Mancor de la Vall».

De Quid Pro Quo, las traductoras Clara Formosa y Dolors Udina firmaron ejemplares de Espia de mi, Formigó (Thomas Bernhard) y Mercier i Camier (Samuel Beckett). El jueves, se conmemoró el Any Maria Antònia Salvà, con la presencia de Lluís Segura, director de Política Lingüística. Joan Pons Bover presentó ayer Tània i els vius y, hoy, hará lo propio Paula S. Piedad con Afàsia (Adia).