Klaus-Michael Kühne en Palma. | PATRICIA LOZANO

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Este viernes fue un día histórico para la Orquestra Simfònica y su futura sede, la Caja de Música, que se levantará a lo largo de los próximos años en la barriada del Nou Llevant de Palma. El empresario alemán Klaus-Michael Kühne oficializó este viernes una aportación de dos millones de euros para la construcción del nuevo ‘hogar’ de la Simfònica. Ultima Hora charló con Kühne en el Hotel Castell Son Claret.

¿Cómo surgió su donación para la construcción de la Caja de Música?

—Me dieron a conocer esta idea. El director de nuestro hotel Castell Son Claret, Börn Spaude, había conversado con el director de la Orquestra Simfònica, Pablo Mielgo. Estamos especialmente vinculados con la música y siempre hemos tenido buenos eventos en el hotel. Esto les llevó a hablar de intereses comunes. Cuando el señor Mielgo explicó el proyecto de la Caja de Música, el señor Spaude me preguntó si yo podría contribuir a los costes de construcción. Comprobé cómo encajaría esto con los otros patrocinios culturales a través de mi fundación y estudié cuidadosamente el proyecto. Conté con el exdirector de la Scala de Milán, Alexander Pereira, como asesor. Entonces, decidimos apoyar este proyecto porque es algo muy hermoso para Mallorca.

¿Cuáles fueron las razones que le animaron a tomar esta decisión?

—Mi esposa y yo amamos la música. Casi todo el apoyo cultural de mi fundación se centra en la ópera y en los conciertos, y por eso encaja bien. No sólo apoyaremos la construcción de la sala de conciertos, sino que también intentaremos desarrollar la cooperación entre las diversas instituciones culturales que fomentamos en Europa y la Orquestra Simfònica de les Illes Balears.

¿En qué consistiría esta cooperación?

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—En el intercambio de artistas y en las aportaciones a hermosos conciertos. También llevaremos algunos de estos conciertos al Castell Son Claret. Allí coinciden muchas cosas. Soy partidario de crear redes, colaboraciones y sinergias, y creo que eso será muy visible en este caso.

¿Los dos millones de euros para la Caja de Música provienen de su fundación o de fondos privados?

—Esto se hace a través de mi holding personal, que combina mis participaciones, mis inversiones hoteleros e inmobiliarios. Aunque el nuevo proyecto no es una participación en el edificio, sino un compromiso con su construcción, eso no encaja del todo con la Fundación. Las colaboraciones previstas a partir de entonces sí tendrá que ver con la fundación, a partir de un acuerdo de cooperación con la Orquestra Simfònica, que aún no está terminado.

¿Podría decir algo más concreto sobre la cooperación?

—La sala de conciertos no estará lista hasta dentro de tres años, sólo entonces la cooperación se podrá realizar en su totalidad. Se puede empezar antes con cosas más pequeñas. Estamos en conversaciones con Pablo Mielgo sobre si ya traemos artistas de nuestro entorno a Mallorca. En el Castell Son Claret hemos cooperado con tres festivales diferentes cada año: con Salzburgo, parcialmente con Milán y con las óperas de Zurich y Hamburgo. Desafortunadamente, este año los conciertos se interrumpieron por el Covid-19, pero esperamos poder revivirlo y entonces involucraremos a la Simfònica.

¿Su relación con Mallorca se inició con el Hotel Castell Son Claret?

—Son Claret vino más tarde. Mi esposa visitó la Isla en varias ocasiones antes de casarnos y me habló de ella. Yo nunca estuve en Mallorca hasta 1997. Visitamos la Isla juntos. Nos gustó tanto que compramos una casa aquí. Gracias a esto tuvimos a Mallorca en nuestros planes y aprendí a apreciar esta Isla. Mi esposa siempre estaba entusiasmada con Mallorca. Normalmente tenemos los mismos gustos, lo que también es cierto en este caso.