La cantante LaMari, posando en S’Embat. | Pilar Pellicer

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Hace años que María del Mar Rodríguez Carnero (Málaga, 1975), más conocida como LaMari, vuela en solitario sobre su música desde que se quedara como única integrante de Chambao. En 2019 decidió dar un paso más despidiéndose de ese nombre que todos conocimos por su flamenco chill y que siempre formará parte de ella, una parte que ahora revisita desde S’Embat, en Es Trenc, donde LaMari transporta a su público al sur en las noches de hoy y mañana a las 20.00 horas en una velada mágica junto al mar, amigos, música y un ambiente muy ‘salao’.

¿Qué música se podrá escuchar esta noche en S’Embat?

—Un repertorio de repaso de Chambao en el que la gente se pueda sentar y pasar un momento agradable y flamenco. Es como la continuidad de cuando me quedé sola en Chambao en 2005 y tengo la suerte de contar con Joaquín Moreno y Benji Habichuela.

¿Cómo se presentan estos conciertos al aire libre?

—Hay muchas emociones a flor de piel desde el que está en el escenario al que está cenando y espero poder hacerles llegar un poco de este repaso a lo que hemos vivido y estamos viviendo. Las oportunidades como estos conciertos las miras con otros ojos porque el ahora a veces se frivoliza pero la vida me parece un regalazo y el aquí y el ahora es lo único que tenemos y que estar en ellos.

LaMari y Chambao son cosas distintas ahora?

—Cuando formamos el grupo éramos cuatro pero luego con el tiempo cada uno empezó a elegir qué quería hacer con su vida y desde 2005 me quedé yo sola pero seguía siendo Chambao. De 17 años que estuvo la banda, en 13 estuve yo sola, y no tenía mucho sentido para mí explicar que Chambao era yo, LaMari, por eso decidí despedir el nombre de Chambao finalmente en 2019 con un concierto en el Wizink Center de Madrid.

¿Qué es lo que busca en esta nueva etapa?

—Me encanta toda la música, pero la que más me levanta de la silla es el flamenco, y dentro de esto no voy a limitarme. Hace un tiempo entró en mi vida un instrumento llamado hang y me encanta disfrutar de él. Me ayuda a componer en este viaje y las canciones que he ido haciendo tienen el aire flamenco pero como vertiente, no como fusión.

Ha compuesto una canción para la película La lista de los deseos, ¿qué tal ha sido la experiencia?

—Muy bonita, es algo que te pone a prueba. La canción se llama La vida viene y va y tengo ganas de prestarme a otras artes y hacer cameítos. También tuve el encargo con la canción Corazón valiente para el documental Siempre fuerte sobre Pablo Ráez. No sabía qué hacer y dije: dónde me he metido, pero fue muy divertido y además no conocía su historia pero me llegaba muy de cerca por el tema del cáncer que me diagnosticaron en 2005.

¿Cómo vivió la pérdida de Pau Donés?

—Con pena porque fue un gran amigo. Todos nos tenemos que ir, pero me daba el pálpito de que estaba pudiendo con ella. Quiero que lo recordemos cantando y como un tío muy generoso. Un buen músico, buen compositor y buena gente a reventar.

¿La volveremos a ver en Mallorca?

—Tengo muy buen recuerdo de la Isla y siempre me trata con amabilidad. Ahora estoy encantada de estar aquí, me quiero empadronar o algo por el estilo. No sé si será cantando o sólo para darme un paseo, pero volveré a Mallorca en cuanto pueda.