El descenso en la venta de libros no desalienta a muchos mallorquines a la hora de seguir buscando su hueco en el mundo editorial.

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El mercado editorial vive en una especie de calma chicha. Los protagonistas que dinamizan este sector tienen tantos motivos para alegrarse como para dejarse llevar por la desesperación. La venta de libros, que en la última década ha descendido un abrupto 30 por ciento en nuestro país, ha frenado su caída libre gracias, sobre todo, al auge de la literatura infantil y juvenil.

No es para tirar cohetes, pero el aumento del índice de lectura entre los más jóvenes, sin duda una buena noticia, también se ha convertido en el balón de oxígeno para un sector que hace un par de años se hundía sin remisión como el Titanic. Ahora, la pregunta pasa por lograr que el 32,8 % de los españoles que no lee nunca se anime a coger un libro. La respuesta... casi, casi al mismo nivel que descubrir la fórmula de la piedra filosofal.

Pero los que hoy en día siguen lidiando con toda serie de obstáculos son los escritores, especialmente los autores más jóvenes, que buscan hacerse un hueco en un mercado tan absorbente como esclavo, donde un día estás arriba como al siguiente estás literariamente enterrado. Aunque las experiencias de nuestros cinco protagonistas corren paralelas, uno de los puntos que llama poderosamente la atención de su biografía es que todos hayan tenido que saltar a la Península para hacerse un nombre y poder publicar. ¿No hay espacio suficiente para todos en la Roqueta? Maria Antònia Massanet, Almudena Sánchez, Rosa Moncayo, Jaume C, Pons Alorda y Alejandro Morellón nos cuentan cómo ser escritor, publicar y no morir (de inanición) en el intento.

De Palma a Madrid y Barcelona

Rosa Moncayo (Palma, 1993) asegura que le está costando mucho terminar su segunda novela porque «necesito» estar más segura que antes de lo que «plasmo» en el papel. «Con el primero, mi idea de la escritura era más romántica e inmadura», confiesa la palmesana, que con 18 años se fue a estudiar a Madrid y, tras una estancia en Corea del Sur, que le marcó tanto como para ambientar parte de su primera novela allí, no ha abandonado esta ciudad. «No salí a propósito de Mallorca, pero también creo que sin las experiencias que he vivido fuera del nido, no hubiera podido escribir».

Rosa Moncayo - 'Dog café': La novela de Rosa Moncayo está protagonizada por Várez, una chica de 25 años que, tras un aborto, se adentra en una espiral de autodestrucción mientras reflexiona sobre su infancia y su etapa residiendo en Seúl.

Esta mallorquina llamó la atención de gran parte de la crítica con Dog café (Expediciones polares, 2017), que calificó su primera incursión como «el drama existencial de la generación millenial», pero sabe a ciencia cierta que vivir de la venta de libros es casi una quimera. Quizá por eso, y con la crisis arreciando al terminar el Bachillerato, apostó por una licenciatura en Administración y Dirección de Empresas, en lugar de estudios literarios, que es lo que le pedía el cuerpo. «No me arrepiento. Ahora, gracias a mi trabajo como manager de logística en una multinacional, puedo dedicar tiempo a escribir tan tranquila como necesito», finaliza.

Jaume C. Pons ALorda - 'Era': El poemario está escrito en homenaje a Francesc Garriga, y compuesto por 39 poemas, la mayoría breves, que se corresponden con una escena de ‘La grande bellezza’ de Paolo Sorretino.

Viajamos de Madrid a Catalunya. Jaume C. Pons Alorda (Caimari, 1984) es uno de nuestros poetas con más proyección, y aunque vive en Barcelona desde hace años, asegura que primero los estudios y luego conocer a su mujer han sido los verdaderos motivos que le han hecho establecerse de forma permanente en la Ciudad Condal: «Que en Mallorca no puedas hacerte un nombre es una leyenda urbana, cada vez hay más proyección y opciones para publicar. A mis alumnos les repito siempre lo mismo: ten primero las expectativas altas y, si te cierran la puerta, llama a otro sitio. Al final publicarás», recalca el poeta y profesor, que prepara nueva novela, entre otros proyectos.

Maria Antònia Massanet - 'Aus de ramat': En su nuevo trabajo, la autora mallorquina escribe sobre grupos de animales, como metáfora de algunos comportamientos humanos. Un poemario, asegura, «escrito desde el dolor y la enfermedad».

No dejamos Barcelona, porque similar trayectoria y ciudad de residencia comparte Maria Antònia Massanet (Artà, 1980), toda una luchadora en el mundo de la literatura. Con el premio Art Jove 2006 de poesía bajo el brazo, pensó que sería suficiente para hacerse un hueco en el mundo de las letras, pero la realidad rápidamente le puso en su sitio. Inmune al desaliento, durante años se ha curtido en recitales, fanzines poéticos, al alimón con la ilustradora Marijo Ribas, y charlas hasta labrarse un nombre. «Ahora hay más mujeres que escriben poesía, pero hace diez años no había tantas. Imagínese cómo recibían mi obra, que siempre ha tenido una perspectiva feminista. Hemos tenido que echar abajo muchas barreras. Y las que quedan todavía».

Y de nuevo a Madrid

De Almudena Sánchez (Andratx, 1985) se han escrito muchas críticas, casi todas buenas. Tras dos años de intensa promoción por toda la geografía española con su primer libro de relatos en solitario La acústica de los iglús (Caballo de Troya, 2016), finalista del premio Ojo crítico, ha podido sentarse a escribir con calma su nuevo trabajo, que verá la luz en septiembre: «Esta vez, un libro sobre un episodio que me ha sucedido, es decir, se trata de algo autobiográfico. Vamos, que me tiro a la piscina», confiesa con temor esta escritora mallorquina, que estudió Periodismo en la Isla, pensando falsamente que en la carrera escribiría mucho. Craso error.

Almudena Sánchez - 'La acústica de los iglús': El primer libro de relatos de la escritora 'andritxola' consta de 10 historias en las que, según ensalzaba la crítica especializada, la música, el ingenio y el lirismo toman el mando para generar atmósferas oníricas.

A pesar de que su libro de relatos fue todo un éxito de ventas, que ya va por su séptima edición, el día a día de Almudena no está repleto de glamour precisamente: «La escritura no da donde agarrarse. Piensa que un escritor se lleva un euro por libro vendido. A final de mes llegas impartiendo charlas, escribiendo artículos, a veces hago de canguro... Este oficio no es como lo pintan. Y, aún así, te engancha. Llevo la literatura en la sangre», asevera Sánchez.

Alejandro Morellón - 'El estado natural de las cosas': Galardonado con el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, consta de siete historias que pretenden poner patas arriba el sentido común, las leyes de la naturaleza y el buen gusto convencional.

A otro compañero de profesión, Alejandro Morellón (Madrid, 1985), madrileño de nacimiento, pero mallorquín de adopción, le ha venido de perlas ganar el IV premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez con El estado natural de las cosas (Caballo de Troya, 2017), una colección de siete relatos que, asegura, «había pasado sin pena ni gloria, y sólo habían comprado mis allegados», explica el autor, que en su currículum laboral incluye trabajar como encuestador, paseador de perros, actor publicitario o librero. «Este oficio siempre está al mismo nivel de precariedad. Si dejamos a un lado a los grandes nombres actuales, no hay gran diferencia entre un autor novel y otro más experimentado», dice resignado Morellón, que ultima la salida de su nuevo trabajo, sabiendo a ciencia cierta que los premios te dan visibilidad, pero nunca el suficiente reconocimiento.