La promotora musical Ana Espina, de Fonart. | Archivo

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El ciclo Sons de Nit no variará su hoja de ruta pese a la limitación de aforos diseñada por el Gobierno en su plan de desescalada. Apuestan por un cartel que consolida su vocación internacional (Omara Portuondo, Jay-Jay Johanson) combinado con reconocidos nombres de la escena estatal (Maika Makovski, Las Migas) y artistas locales. Será entre el 21 de junio y el 27 de agosto. Hablamos con Ana Espina, de la promotora Fonart, impulsora del ciclo.

¿Qué les ha llevado a mantener el timming previsto?

—Cuando se anunció el estado de alarma estábamos a punto de anunciar la programación de conciertos. Tras el shock inicial, decidimos ver como evolucionaba la situación, pero viendo que se alargaba creímos que lo mejor era seguir adelante y no tomar una actitud derrotista. Está claro que tendremos que adaptarnos a la nueva situación, pero defendemos nuestro trabajo y el de todos los implicados, que son muchos.

Todos estos profesionales tendrán trabajo gracias a la determinación de Fonart para sacar adelante el proyecto...

—La puesta en marcha de un concierto supone dar trabajo a mucha gente, desde el creador, los músicos que sube al escenario, el agente, el manager, el road manager, el backliner, el runner, los técnicos de sonido y luces, el diseñador del cartel, el que pega los carteles, los que venden entradas, los que se encargan del catering… El promotor debe luchar por mantener sus trabajos, y no creemos que sea lo más ético adoptar una actitud derrotista y cancelar, no queremos engrosar las listas del paro, y defendemos el carácter esencial de la actividad cultural.

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¿Anima al resto de promotores a que no dejen caer la música en directo, pese a las pérdidas iniciales que pueda comportar?

—Si nuestro anuncio sirve para ayudar a que algún otro con dudas decida en positivo, encantados de que así sea. Por supuesto que habrá pérdidas, y en este caso si a la pérdida financiera le sumásemos la pérdida de dignidad al sentirnos inútiles y prescindibles, pues peor aún. Estamos en este oficio porque somos apasionados de la música en directo, y somos defensores de su carácter ‘analógico’, nos parecen preciosos esos gestos que han surgido regalando conciertos online, pero no debe quedarse en eso, no hay que olvidar de la importancia del contacto real entre músicos y público.

¿Cree que gobierno e instituciones deberían implicarse más con ayudas más directas?

—Por supuesto. Los ciudadanos pagamos sus sueldos y presupuestos, y debemos exigir que el reparto de esos presupuestos sea justo, que se cuiden todos los oficios. En el sector de la cultura siempre parece que se ven las ayudas y subvenciones como algo que está al final de la lista.

¿Tienen prevista alguna medida para garantizar la seguridad?

—Aún no hemos diseñado el nuevo protocolo a seguir, aunque tenemos claro que hay que hacer unos cuantos cambios, sobre todo en lo que se refiere al acceso del público, al recinto y a su acomodación. Aquí es donde tenemos una oportunidad de ser creativos, a la vez que eficientes. También estamos pensando en nuevas fórmulas para rentabilizar los conciertos, incluso recuperar viejas fórmulas.