Una de las piezas del proyecto ‘La montaña mágica, breathing dreams’.

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Cuando Olimpia Velasco, artista madrileña afincada en Mallorca, empezó a trabajar hace dos años en La montaña mágica. Breathing dreams, obra con clara alusión a la novela de Thomas Mann, poco podía imaginar que su exposición en la galería Maior de Pollença quedaría pospuesta por una pandemia. Pero menos podía prever las similitudes que su obra tendría con el tiempo que le ha tocado vivir.

«El punto de partida es la concepción del tiempo a partir de Thomas Mann y las historias contadas por mi madre sobre un sanatorio para tuberculosos en la Sierra de Madrid».

Desde estas coordenadas se conjugan reflexiones y se lanzan preguntas, más que respuestas, sobre «el paso del tiempo y lo difícil que es medirlo». Para Velasco es curioso «cómo ha coincidido con este momento en el que solo podemos ver pasar el tiempo».

China

En estos dos años, La montaña mágica de Velasco, proyecto subvencionado por el Institut d’Estudis Baleàrics, ha visitado la Sierra de Madrid, la montaña de Mogan en China y debe recalar en Pollença: «Lo planteé porque mi madre estuvo en un hospital de tuberculosos en la Sierra y luego hice una residencia en el primer hospital de este tipo de la China occidental y al llegar aquí coincide el coronavirus», relata.

En su itinerancia, la obra ha variado. En Madrid tuvo una performance «con actores, relojes de arena y textos de La montaña mágica con preguntas y definiciones del tiempo», para invitar a la reflexión. Con la situación actual, anima a pensar «el no-tiempo o la suspensión de la vida cotidiana por el parón involuntario que nos hace tomar conciencia» y también «la relación con la naturaleza» presente en la obra. Para Velasco es imposible «definir el tiempo», por «no poseer ninguna realidad y depender de muchas cosas», pero tiene claro que «igual que el arte ha apoyado sería bueno que hubiera una respuesta de la gente acudiendo a las galerías y apoyando el arte».