Cua de Sirena es el resultado de un laborioso proceso de prácticamente un año. | J.Tous/E.Emes

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Azul o rosa; carne o pescado; niña o niño; humano o sirena. Roc no entiende por qué tiene que elegir entre una cosa o la otra. «¡Como si solo hubiesen dos opciones!». Es la reflexión que aparece de la mano de Roc, el protagonista, en el cortometraje Cua de Sirena, producido por la entidad catalana Actua Vallès y dirigido por Alba Barbé, técnica de la asociación. El proyecto audiovisual, que versa en torno a la identidad de género y que está basado en el cuento infantil que Barbé y Sara Carro publicaron en 2016, ha contado con la realización del mallorquín Miki Emes.

El trabajo, que empezó a gestarse en marzo de 2019, forma parte de un proyecto coeducativo que recorrió diversos centros en Catalunya con el fin de aportar material pedagógico. Alba Barbé, doctora en Antropología, quiso trasladarlo al mundo audiovisual.

«El mensaje que quería transmitir en Cua de Sirena se divide en tres ejes: sensibilizar en materia de diversidad sexual, de género y de lucha contra los estereotipos; fomentar el libre desarrollo de la identidad y de la expresión de género entre los jóvenes y los más pequeños; y dar herramientas para luchar contra el acoso y el bullying infantil», asegura la directora al otro lado del teléfono.

Barbé ha prescindido del texto y del diálogo, pero ha potenciado la imagen y, sobre todo, la música, «que ha aportado un relato paralelo y precioso» al corto.

Técnicas

«Decidimos abordar el tema del Stop Motion, una técnica artesanal, que trabaja con materiales sensibles», sostiene la directora. Algo que, dice, se contrapone al proceso industrializado. Para Miki Emes, este proceso supuso «un reto y una oportunidad para mejorar en este campo». Durante todo este tiempo, metido en su estudio, el diseñador ha ido disfrutando a la vez que aprendiendo de todo lo que conlleva adaptar un cuento ilustrado a un lenguaje audiovisual.

Para la construcción de los personajes, utilizó una estructura interna de alambre y una cobertura de látex. «Luego la simulación del movimiento se consiguió mediante una secuencia de imágenes en diferentes posiciones». Las expresiones faciales están hechas de forma digital. Fue una decisión que asumió todo el equipo por la dificultad que suponía producirlas de forma «analógica», porque, «al no haber un texto oral que matice las emociones del personaje, decidimos crearlo mediante el ordenador y así conseguir algo más meticuloso», reconoce la directora.

Cua de Sirena es el resultado de un laborioso proceso de prácticamente un año. Uno de los puntos en el que Barbé ha hecho especial hincapié es que «cualquier menor que vive una situación de discriminación o acoso se puede sentir identificado con Roc».