La portada de la primera fase de Revinientes.

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«No somos un grupo de música y rechazamos tocar en directo», advierten el escritor Agustín Fernández Mallo y la comisaria de arte Pilar Rubí sobre Revinientes, un proyecto sonoro del que hace poco han lanzado la «primera fase». Bajo el título Sobre estas bases sentaremos los cimientos de nuestro imperio, presentan siete canciones compuestas y grabadas a lo largo de 2019 en el domicilio de ambos, con la aplicación Garage Band para Mac y «con la mirada puesta en la ventana que nos deja ver el campanario de la iglesia de La Sang». Sólo el último tema, Nuestro gran beso norteamericano, no responde a ese patrón, pues «el sonido fue extraído del local de ensayo de mi amigo Michael Barron», apunta el autor de Proyecto Nocilla.

«Todo empezó cuando Agustín me dijo si quería escuchar unas bases que había compuesto hacía un tiempo. Me encantaron y le propuse hacer algo con todo eso», recuerda la también gestora cultural. El nombre de Revinientes procede de la teleserie francesa Les Revenants, escrita por Emmanuel Carrère y con música de Mogwai.

Morir y resucitar

«Todos los temas hablan de lo que es morir y resucitar. Tiene que ver con la idea de que los muertos están conectados con nosotros y también el concepto de amor como una forma de morir y resucitar. En ese sentido, gira en torno al pasado y el futuro, de las etapas de la tierra. Por ejemplo, la primera canción, De eón en eón, es una metáfora de que el amor funda eones, que son las etapas históricas. Son letras muy poéticas, hay que leerlas como quien lee un poema», detalla Fernández Mallo, que avanza que ya están trabajando en una segunda parte.

Sobre el «pomposo» título Sobre estas bases sentaremos los cimientos de nuestro imperio, aclaran que alude a la «unión entre dos personas, física o carnalmente pero también de forma espiritual, es un concepto de pareja ampliado a la globalidad». «Surgió como una prueba, un experimento, sin ni siquiera saber qué canciones haríamos o incluiríamos y cuáles no. Es algo casero y doméstico que ha ido creciendo solo de forma orgánica, sin forzar nada», asegura Rubí.

Confinamiento

Por su parte, Fernández Mallo afirma que «lanzarlo ahora en pleno confinamiento por el coronavirus ha sido una casualidad, pero al ver que muchas bandas profesionales hacen conciertos, algo lógico, nos atraía la idea de cómo quien está encerrado en su estudio y escribe o compone y emite al mundo sus producciones desde un laboratorio o caverna. Queríamos invertir esa imagen, la música no como un directo sino como algo que está hecho de modo más intelectualizado o reflexivo».

Así, la letra es igual o incluso más importante que la música. «De la cosa lírica se pasa de repente a un ruidismo. Nos interesa esa noción de ruido y de lo abstracto combinado con lo pop y lo lírico», declara Fernández Mallo. Entre las referencias se encuentran unas más cultas y también otras pop.

Por ejemplo, el beso norteamericano captado con una cámara de vídeo en una exposición de Bruce Nauman en el museo Dia Beacon de Nueva York o guiños a Amor, amor de Lolita, al piolet que mató a Trotsky o el ángel que pintó Paul Klee y que adquirió Walter Benjamin, estos últimos en el tema K2.