El fotoperiodista Miquel Julià acompaña con esta instantánea al poema de Miquel Rayó titulado ‘A love supreme’.

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El colectivo Fahrenheit 450, formado por Blanca Ballester, Toni Bauzà, David Castelo, Máximo Fernández y Mar Rayó, lanzó este lunes un el fanzine 14.03.2020, fecha en la que el Gobierno decretó el estado de alarma. El número se publicó en abierto en la plataforma Issuu y se puede conseguir en PDF mandando un email a hola@estuditonibauza.com. «La intención es romper las barreras del confinamiento actual», señala Mar Rayó, gestora cultural y una de las coordinadoras del proyecto.

En esta edición participan los poetas y escritores citados, además de José Castiñeira, Irene Forteza, Sonsoles Hernández, Maria Isern Ordeig, Laia López Manrique, Daniel Martínez, Laia Malo, Pere Joan Martorell, Maria Antònia Massanet, Lucia Pietrelli, Miquel Rayó, Antonio Rigo, Emili Sánchez Rubio, Pau Vadell y Patricio Rascon. Además, también incluye trabajos de los fotógrafos Xisco Alario, Toni Amengual, Enric Calafell y Miquel Julià; así como de los ilustradores Mateu Bauzà, Pato Conde, Álex Fito, Flavia Gargiulo, Txema González, Luzíaconzeta y Verni. El diseño es de Toni Bauzà, copromotor de la Setmana del Disseny Gràfic i de la Tipografia a Palma Setfonts.

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Los textos, en catalán y castellano, las fotografías y las ilustraciones se han creado o bien durante esta clausura o aluden a ella de alguna manera. «El confinamiento puede vivirse y expresarse de diferentes maneras. Se trata de abrir una ventana a la reclusión; una visión del cielo o del mar o de unas montañas, paisajes que ahora echamos de menos, para invitar a la gente a nuestra casa y para que nos dejen entrar en las suyas», detalla Rayó .

«Los participantes del fanzine nos conocemos y, ante la imposibilidad de vernos personalmente, hemos querido crear un lugar de encuentro común. Estamos acostumbrados a coincidir en presentaciones de libros, recitales, exposiciones, conciertos, tertulias y otras celebraciones alrededor de la cultura», justifica. «El objetivo original de la publicación no es tanto mostrar los trabajos o habilidades propias, sino nuestra capacidad de comunicarnos, de mantener el contacto y el aprecio a pesar de las prohibiciones y el orden de distanciamiento. Queremos reforzar los vínculos y la amistad y compartir generosamente lo que tenemos por ofrecer», agrega.

Para Rayó, «el fanzine es una casa, un espacio y tiempo común, un lugar de encuentro, no solo para los que han participado directamente, sino también para los que lo leerán desde su casas». En la situación actual, «la casa puede vivirse como una jaula o una prisión; nosotros queríamos superar las barreras y las distancias y recordar que la casa también es un espacio de creación, refugio y reflexión», concluye.